Las claves para revisar la sospecha de: “soy ludópata”
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Si tienes dudas sobre tu relación con el juego y con frecuencia piensas «soy ludópata». O sobre la presencia de esta enfermedad en un familiar, te ofrecemos determinadas claves a las que puedes prestar atención.
- Ausentarse. En general se necesita mucho tiempo para jugar. Por tanto la persona falta cada vez más en su círculo familiar, social, laboral.
- Pedir dinero con frecuencia con fines poco claros o confusos. La necesidad de apostar le lleva a solicitar dinero a las personas cercanas incurriendo en mentiras y engaños.
- Endeudarse. Los recursos son limitados y la persona ludópata nunca frena a tiempo, los agota, y, por tanto, suele ser lógico que saque préstamos.
- Irritarse. Cuando algo impide a la persona satisfacer su adicción, ésta se vuelve agresiva, nerviosa. En este caso, no poder jugar torna al ludópata irascible.
- Obsesionarse. La persona que sufre ludopatía se preocupa cada vez más por aspectos relacionados con el juego, muestra un interés excesivo.
- Rechazar rotundamente que tiene un problema. Cuando una persona dicta es advertida por parte de alguien cercano de que puede estar sufriendo una enfermedad, lo más común se niegue en redondo a aceptarlo.
- Abandono personal. La obsesión por el juego, y los problemas económicos y mentales asociados a ésta, conducen a la persona a olvidarse de cuidados básicos como arreglarse o asearse.
- Distraerse con facilidad. Incluso cuando asiste a reuniones familiares, de amistades o al mismo trabajo, la persona con ludopatía se evade con facilidad. Podríamos decir que sus pensamientos obsesivos en torno al juego y sus consecuencias, la secuestran.
- Sentir ansiedad. Al convertirse en el centro de su vida, es lógico que todo lo que gire alrededor del juego le genere ansiedad, sobre todo cuando las cosas van mal, que es lo más frecuente. Esta ansiedad incluso puede somatizarse en úlceras, problemas gastrointestinales, y otros síntomas.
- Hábitos destructivos. Para calmar la sintomatología provocada por la adicción al juego, la persona que advierte «soy ludópata» puede abusar del alcohol o las drogas.
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¿Qué conduce a una persona a convertirse en adicta al juego?
¿Cómo saber si soy ludópata o alguien cercano lo es? La evidencia de toda adicción consiste en la relación que tenemos con el objeto de nuestra adictivo y no en el objeto en sí: sustancias, sexo, compras, juegos de azar o lo que sea: el objeto se transforma en el eje que vertebra nuestra vida. En otras palabras, lo que determina que podemos encontrarnos frente a una patología es si hemos perdido el control en la relación con ese hábito.
Perder el control implica tener impulsos irrefrenables a pesar de las consecuencias negativas que este hábito acarrea en nuestras vidas. Por eso los centros de desintoxicación se encuentra a menudo con pacientes que buscan tratar esta adicción, aislándose de todo estímulo que las conduza a ella, como si se tratara de sustancias como la cocaína o la marihuena. En el caso de la ludopatía, aquellas consecuencias suelen llevar a muchos a quitarse la vida.
Es difícil determinar la incidencia de la ludopatía en la tasa de suicidios en España. Pero lo cierto es que el 90 por ciento de las personas con ludopatía han pensando alguna vez en suicidarse, según explica la psicóloga y profesora de Postgrado en adicciones comportamentales Montserrat Gómez García. En este sentido, muchas de las personas que declaran “soy ludópata”, demuestran cuadros depresivos. En muchas ocasiones la depresión está relacionada con su adicción, pero en otras ha sido un elemento determinante para jugar.
LA ESENCIA DEL SENTIR ‘SOY LUDÓPATA’
CUANDO LA BUSCA SE TRANSFORMA EN EL FIN
Una persona con ludopatía siente una necesidad irrefrenable de buscar continuamente un premio. Todos sus valores están enfocados en la búsqueda de recompensa. Y sin ambas cosas, la busca y el estímulo, siente que su vida carece de sentido. En realidad, existe un vacío interno, una falta de motivación y proyectos, que se da de forma previa. Un hueco que necesita llenar con sensaciones de adrenalina, excitación, riesgo que el acto de apostar rellena momentáneamente de manera efectiva (si no, no lo harían).
Pero en muchos casos hay más que una cuestión de actitud para que una persona confirme su sospecha de “soy ludópata”. Las investigaciones neurobiológicas han advertido de determinadas condicionantes neuronal que predisponen a una persona a la adicción. Es decir: han evidenciado un desequilibrio en los neurotransmisores, estímulos eléctricos y químicos por medio de los cuales se comunican las neuronas y que constituyen la información de lo que percibimos, sentimos y pensamos.
Esta comunicación entre neuronas es nada menos que la que nos permite construir nuestro sentido de realidad exterior e interior. En el caso de las personas con ludopatía, diversos estudios han detectado que sus niveles de norepinefrina, un neurotransmisor relacionado con las emociones fuertes y el estrés, son inferiores que lo normal. Así que es posible que quien sienta, sospeche o reconozca la sentencia “soy ludópata”, busque subsanar este desequilibrio por medio de la emoción que le produce jugar.
Hola,
Estoy en proceso de divorcio, y mi mujer me culpa de ludópata (para llevarse la custodia de los hijos) al ver que he hecho apuestas. Sólo he realizado en momentos puntuales, sin estar “enganchado”, ya que las he hecho al conseguir bonos gratis y salir beneficiado.
Quisiera saber si se puede demostrar de algún modo profesional, que no soy ludópata.
Muchas gracias.