TRATAMIENTO DE ADICCIONES
Recaída de un alcohólico: “Ya no hay consumos con éxito, el primer trago es el que te lleva a la ruina”
Testimonio de una persona alcohólica que ha recaído varias veces
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Aunque lleva más de 20 años en abstinencia, José (prefiere no dar su nombre real), ha retornado al abismo de la bebida varias veces. Por eso sabe bien de qué se habla cuando le preguntamos por la recaída de un alcohólico. En estas décadas, se ha esforzado y ha trabajado en su recuperación. Pero tuvo quiebres, baches, traspiés que, sin embargo, no le llevaron a hundirse demasiado como para no volver a plantarle cara a su alcoholismo.
Porque José tiene muy claro que hay que trabajar cada día en comprender la enfermedad y sobrellevarla. Y que, en este sentido, una recaída debe interpretarse como una victoria parcial del alcoholismo, como un round en la lucha por mantenerlo a raya, y nunca como tu propio know out. Hay que volver a la arena, y para esto, la comprensión y el apoyo familiar resultan claves, así como ciertas medidas prácticas: alejarse de los entornos de consumo; evitar bebidas alcohólicas en casa; buscar ámbitos terapéuticos para mantenerte consciente de tu enfermedad.
Pero, sobre todo, José insiste en una cosa fundamental: para recuperarse debe ser la propia persona la que quiera salir. Si lo haces por otra persona o para controlar ciertas circunstancias que en un momento dado te convienen, entonces es muy probable que recaigas.
Hay que reconocer que gran parte de las personas alcohólicas en recuperación recaen. Esto es lo que muestran las estadísticas. Pero eso no significa que retornen al punto de partida y que todo haya sido en vano.
¿Cuántas veces recae una persona alcohólica?Cuántas veces recae una persona alcohólica
– ¿Cuántas veces has recaído en el alcohol en tu vida?
– Existen diferentes tipos de recaída. En principio, debemos diferencia dos. Primero tenemos que tener en cuenta que cuando una persona sabe que tiene problemas de alcohol, cada vez que bebe es una recaída, porque sabe que no debe y vuelve a recaer. Ese es un tipo de recaída que se arrastra durante mucho tiempo. Pero luego está el tipo de recaída que se da cuando una persona lleva más de un año sin beber y vuelve a hacerlo, recae. Entonces, considerando el primer tipo, he recaído cientos de veces porque sabía que no debía beber, y no quería en el fondo, pero lo hacía. Y en tres ocasiones he sufrido una recaída cuando había pasado más de un año.
– Cuéntanos algunas de estas experiencias, las que más te hayan marcado o más patente tengas
– Bueno, la primera recaída que tuve fue cuando llevaba un año y un mes. Fue a raíz de discutir con mi pareja. En ese momento la ira, la rabia, pues me llevaron a beber. Luego, con el tiempo, me di cuenta de que había dejado de beber por ella, por mi pareja. Porque muchas veces no se deja por el motivo correcto, y tampoco se hace un mantenimiento respecto a la enfermedad para prevenir recaídas. Una persona que tiene problemas de alcohol, en cualquier momento crítico: una pelea, un duelo fuerte, pues está en peligro y puede recaer.
– ¿Por qué crees que recaíste en estas oportunidades?
– Porque, cuando una persona no deja de beber por sí misma, sino que lo hace por las circunstancias, en este caso la pareja, cuando las circunstancias por lo que dejaste de beber fallan pues es muy fácil que la persona tienda a recurrir al alcohol. También influye no tener un mantenimiento psicológico, terapéutico diario, que te recuerde lo que es la enfermedad. Porque hay que mantenerse, hay que mantener esa comunicación con uno mismo para estar pendiente, alerta, cuidadoso.
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Fases de la recaída de un alcohólico
– ¿Cómo te sentiste después de recaer?
– Después de cada recaída me he sentido vacío, me he sentido dolido. Y me he sentido, pues, fracasado. Esos son los sentimientos que más me han acompañado cuando he sufrido recaídas.
– ¿Cómo reaccionaron las personas que estaban en esos momentos en tu vida?
– Cuando no se es alcohólico, y ves que tu pareja “te falla”, siente impotencia. Porque, claro, es una enfermedad que solo la reconoce y la conoce aquellas personas que la sufren. Los demás, como no lo entienden, se tienden a sentir confusos, impotentes ante lo que está pasando. Y, dependiendo de las veces y de las etapas, las parejas con las que estaba en cada momento se han enfadado, me han querido dejar, me han amenazado, y en otras ocasiones mis parejas me han apoyado, o simplemente se han puesto tristes. Dependía mucho de las recaídas, de las circunstancias. Pero el co-adicto experimenta mucha incertidumbre.
– ¿Qué hiciste tú después de recaer, cómo seguiste con tu vida?
– Después de una recaída, pues intenté reforzar todos los lazos que tenía, para volver a estar bien, para tratar de parar, tratar de parar… Lo primero que hay que hacer es parar. Y retomar o bien con terapias grupales o bien con ayuda y apoyo de otras personas. Pero lo más importante es salir del entorno, del consumo de alcohol. Quitarse el alcohol de casa, retirar todas las botellas, y tratar de estar en un ambiente protegido y alejado de cualquier estímulo.
– ¿Qué pasa después de una recaída?
– Las recaídas tienen varias fases, que dependen de cada persona, del grado de conciencia que tenga. En un principio, tras recaer, uno entra un poco en apatía hacia sí mismo para luego retomar con rabia. Es decir: primero viene la apatía, luego la rabia, luego la impotencia. Luego, tratas de coger fuerzas para retomar el camino de la abstinencia. Luego, si todo va bien, llegas a la aceptación y, si ya llevas tiempo y esfuerzo en recuperarte, la gratitud. Pero primero hay una fase de negación, para pasar rápidamente a una de resignación y otra de aceptación. Si has conseguido estar meses sin beber, pues puedes empezar a sentir un poco de gratitud.
Recaída = ¿fallo del tratamiento?Recaída de un alcohólico: ¿Fallo del tratamiento?
– ¿Crees que una recaída implica un fracaso del tratamiento?
– Más bien es un triunfo parcial de la enfermedad. De la misma manera que quien está constipado tiende a estornudar, el alcohólico, por sistema, su tendencia es a recaer en la bebida. Pero esto no quiere decir que tenga que hacerlo. Existen diferentes motivos y formas de recaída. Muchas veces, sin beber, el alcohólico puede tener recaídas emocionales. Y esas recaídas, pues tienen que ver mucho con salir de mi centro y tener episodios de ira, de no ver la luz por ningún lado, de rabia, de desesperación. Sin embargo, no ha habido un consumo. Se trata de otro tipo de recaída de tipo emocional. Es lo que se reconoce como la recaída seca.
De la misma manera que quien está constipado tiende a estornudar, el alcohólico, por sistema, su tendencia es a recaer en la bebida.
Más que fracaso yo sentí desesperación, porque ninguna persona quiere pasar por esas fases. Quiero decir que yo firmaría ahora mismo para no tener esta enfermedad. Sin embargo, tengo que estar muy pendiente para que no me ataque. Una recaída puede implicar muchos sentimientos, como el fracaso, como baja autoestima, y, como consecuencia, sientes que debes empezar de cero.
Pero hay también que entender qué tipo de recaída se puede tener: una recaída de uno o dos días bebiendo o una recaída de no dejar de beber en dos años o tres. Ahí sí los principios se rompen más, cuando son recaídas largas y el deterioro y la progresión de la enfermedad van haciendo mella.
– ¿Qué haces tú para evitar las recaídas actualmente?
Para evitar las recaídas hoy intento estar muy consciente de mi mismo, observando mis sentimientos todo el tiempo. Trato de alejarme de los conflictos, esto, es muy importante: es muy importante evitar las situaciones que no puedes manejar. Obviamente no tengo alcohol en casa; no estoy constantemente con gente que está bebiendo y no frecuento lugares de consumo de alcohol. Ese es el tipo de cosas que hago a la hora de protegerme.
¿Cómo ayudar a la persona ante una recaída?Qué hacer tras la recaída de un alcohólico
Cómo ayudar a un adicto al alcohol después de una recaída
– ¿Cómo crees que se debe ayudar a un alcohólico que sufre una recaída?
– Un alcohólico o una alcohólica, cuando sufre una recaída, lo que debe recibir es comprensión y cariño, al mismo tiempo que firmeza. Es una enfermedad, por tanto, no podemos reñirle. No vamos a maltratar o reñirle a una persona que tiene una recaída con el azúcar y es diabética, o una persona que tiene que tiene problemas de artritis o sufre una lesión ósea crónica y vuelve a manifestarse esta lesión con el tiempo. Pues, de la misma manera, no le podemos recriminar ni reñir una persona alcohólica.
Debemos comprender que esto es una enfermedad, no un vicio, no una decisión voluntaria de la persona. Lo que debemos hacer es entender que esto forma parte de su enfermedad. Ayudarle sacándole del entorno de consumo. Tratar de no dejarle solo o sola. Meterlo en actividades para que evite sentirse aburrido, que le alimenten espiritualmente. El papel de la familia es fundamental para ayudar a un alcohólico en este sentido.
– ¿Existe una etapa con mayor riesgo de recaída para una persona que está en tratamiento?
– Sí, las peores etapas suelen ser las Navidades, por ejemplo, las fiestas, los festejos. Una persona que es alcohólica tiende a beber en o a tener más ganas de hacerlo cuando socialmente se bebe más. En este sentido, pues, tal y como están enfocadas las fiestas de la Navidad, los festejos de los pueblos, los cumpleaños, las despedida de solteros… en esos momentos es cuando más riesgo tienen de recaer. Las vacaciones también son un período de riesgo, porque creemos que también como alcohólicos nos damos vacaciones en la recuperación. Pero sobre todo es en las festividades cuando hay más riesgos de recaer.
Por qué recaen los alcohólicos
Actuar ante una recaída
– ¿Qué cosas crees que son las que llevan a una persona alcohólica a recaer? Es decir, ¿podemos hablar de patrones comunes entre quienes sufren esta enfermedad?
– Para mí, las cosas que tienden a hacer que el alcohólico vuelva a beber es dejar de tener una consciencia de enfermo. Porque entonces crees que puedes y, en ese caso, la persona alcohólica busca crear un ambiente hostil, a menudo, buscando problemas, enfadándose más con la familia, renegando más del trabajo o estando rabioso e inconformista con la vida que le ha tocado.
Cuando esos patrones empiezan a manifestarse, se está asomando una recaída. Pero la persona alcohólica suele ignorar que, en esos momentos, su enfermedad la está llevando a un estado que la predispone a recurrir al alcohol para tapar esas emociones, como la pescadilla que se muerde la cola.
– ¿Qué debe hacer la familia tras la recaída de un alcohólico o una alcohólica?
– La familia lo que debe de hacer tras una recaída de una persona alcohólica es dar cariño. Dar cariño, apoyo, explicarle que tiene que ponerse en tratamiento e incentivarle a que lo haga, incluso acompañándole a un centro. La familia debe intentar ponerle todo fácil para que la persona tenga la comodidad de ponerse en marcha, promover todos los recursos que le llevan a su recuperación, al mismo tiempo que acompañarle en actividades que le permitan alejarse de todo tipo de sustancias.
Por qué un alcohólico no puede volver a beber
¿Puede un alcohólico beber con moderación?
– Una persona alcohólica, cuando da el paso para dejar de beber, es porque ha llegado, progresivamente, a un estado bastante destructivo en todos los ámbitos de su vida. Y cuando deja de beber recupera poco a poco su vida. Lo que ocurre es que quedan marcadas de por vida las memorias que ha generado durante años de consumo. Y, como consecuencia, generalmente cuando un alcohólico recae tras llevar tiempo sin beber, en pocos días vuelve a estar en el peor estado en que estuvo. Es como si el cerebro buscara y adoptara el último formato. No hay vuelta atrás. Tiene grabada una actitud del pasado y por eso va a ser siempre alcohólica.
Esto no significa que esté condenado a beber siempre, pero siempre va a tener esa parte de su cerebro marcada con una serie de memorias pasivas, que van a predisponerle a beber ante diferentes circunstancias, diferentes disparadores: conflictos, vacíos emocionales, etcétera. Todo esto precipita la recaída de un alcohólico.
El alcohólico debe de alejarse de su primer trago, porque ese es el que lo va a matar. El primer trago es el que va a hacer que su vida sea una ruina, porque en cuanto lo tome será casi imposible que pueda parar. Yo creo que para una persona alcohólica abstinente ya no van a haber consumos con éxito: la programación de su propio cerebro lo van a llevar a los peores lugares ante el menor trago de alcohol.
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Redacción

Equipo Adictalia
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3 comentarios
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Barri Wordswind 09 Jun • 16:24
L A L U Z D E L T Ú N E L
«No puedo» es «No lo soporto» lo que se convierte en «No quiero» – «No quiero soportarlo» se convierte en «No quiero dejarlo» de esta manera uno cae inconscientemente presa de las artimañas de su débil voluntad controlada por la personalidad adictiva , en la resistencia contra los síntomas del síndrome abstinencial hay momentos en los que se pierde fuelle y enfoque de puro cansancio , el ingente esfuerzo requerido para controlar el hábito traidor que con mil supercherías quiere confundirte para que le des la dosis da paso a etapas de abatimiento en el que la ansiedad campa a sus anchas en el ser fatigado , vientos depresivos punzan las sienes revuelven el estómago nublan la vista dan vértigos parece uno estar en temible riesgo sin la dosis y aún a sabiendas de que volviendo a consumir se seguirá en auto destructivo camino parece mejor opción volver al hábito de la droga que afrontar esta terrible sobriedad desesperanzadora , vacía , insulsa , abatida , triste deseando aquella aún más terrible ebriedad igual de desesperada , vacua , insípida , perdedora , afligida pero que como es mejor conocida y familiar parece menos amenazadora que esta nueva realidad que se abre paso a paso con la sobriedad con una tremenda explosión de colorido y sensaciones que una vez se conocieron pero que fueron olvidadas en el crematorio de las drogas , es una embriagadora sobriedad en lucha contra la embriaguez narcótica , una encarnizada pugna de almas que olvidaron el equilibrio y concordia de sus respectivos instintos .
Profundamente triste y oscuro es sentir que la vida «no merece la pena» ser vivida sin el consumo de sustancias tóxicas que más allá del hábito ocioso han llegado a constituirse en costumbre intrínseca del propio ritmo vital de una persona , inercia que mueve al ser espoleado por un físico corrupto y esclavo de reacciones químicas donde su cerebro es voluntad adocenada a merced de irracionales coces caprichosas , punto de encuentro común de los síndromes abstinenciales de todas las drogas es no encontrar atractiva la vida ni digna de suficiente disfrute si uno no se coloca de esto de lo otro o de todo a la vez , fuera de las urgencias más inmediatas de la dependencia física y los malestares consecuentes derivados de la supresión de la droga que pueden ser más o menos intensos según la sustancia y enganche que se tenga e incluso letales ( véase por ejemplo riesgo de delirium tremens mortal en caso de supresión total y repentina del suministro en alcohólicos inveterados o adictos a barbitúricos y benzos ), y una vez estabilizado el cuerpo en un síndrome de abstinencia sin riesgo para la vida , domina un despiadado quiste psicológico que muestra un mundo mortalmente aburrido de vivir en él sin el consumo de las sustancias estupefacientes ; un toxicómano cualquiera puede pasarlas bien jodidas si está muy enganchado y de repente se ve sin su droga y sin atisbos de proporcionársela y hará todo lo posible por conseguir el chute o lo que sea se meta pero si no está convencido de querer dejarlo una tremenda paciencia viva en la búsqueda activa le mantendrá con ilusiones y la vida aunque siga siendo para él la misma mierda infernal continuará teniendo una pizca de interés aunque sea volverse a meter su dosis y perder esa consciencia que nos atormenta, y puede sentirse depresivo y angustiado igualmente cuando disponga a espuertas de la droga pero ésta empiece a causar estragos y se hayan desvanecido esas primeras impresiones placenteras que tendieron la trampa pero encontrarle aún sentido a la vida en la debacle de su narcótica alienación , una persona puede acabar siendo una yonqui cualquiera de lo que sea y encontrar sentido y dirección en la propia dinámica de su adicción acostumbrarse a ello respetarse frente al espejo como un modelo de algo y pasar del desprecio de la sociedad no menos yonqui que él y vivir sus días sin más pena y con más gloria que muchos ciudadanos civilizados que en su vida hayan bebido más que agua ni fumado más que el humo de los tubos de escape de los coches o tomado más pastillas que los alcaloides que le llegan por algún pescado contaminado por el vertido de fármacos en las aguas y/o estas mismas aguas : es todo una quimera un juego de metáforas cínica ironía , se le puede no encontrar sentido a la vida de muy diferentes formas y sucumbir por ello ya sea por las drogas o por las propias vibraciones del inquietante estilo de vida que llevamos , el problema que todo forma parte de una gran espiral de causas y efectos que son causas de otros efectos y sus efectivas causas tú sabes, pero no encontrarle sentido a la vida y deprimirse por el hecho de no disponer de una droga que estimule «positivamente» el ánimo para afrontar el día a día es más triste que la propia tristeza en sí del sinsentido depresivo o eufórico del sentido de la vida que no es más que el sentido que la queramos dar , y más degradante es aún que una persona que ha decidido que ya basta de envenenarse de estupefacientes no pueda vivir alegremente porque sucumba ante los artificios y las hipnosis de las ponzoñas que una vez fueron inocentes juegos y ociosos entretenimientos trascendentales y ahora son sus inmanentes cadenas de esclavo .
No quisiera caer yo en el rencor de mis propios excesos y exponer como universales conclusiones sacadas de las miserias de mis propios errores , aunque lo haga porque me apetece y porque «hay errores que no son errores sino lecciones» , tampoco quisiera amargarle el viaje a quien esté disfrutando las delicias de un buen colocón controlado ni a quien haga buen uso de las drogas y sepa disfrutar de ellas , más que nada porque sólo a un auténtico estúpido ignorante y embrutecido habría que explicarle que los excesos excesivos y continuados son malvados y poco recomendables para mantener una vida saludable y supongo que vosotros apreciados y equilibrados lectores no necesitáis que nadie os explique cómo habéis de dirigir vuestras vidas pues sois mínimamente inteligentes como para no beber hasta caer desplomados y poneros hasta las trancas de cualquier brebaje que acabe volviéndoos más locos de lo que ya estáis , ni para locos ni para cuerdos , pero dáte cuenta que en estos excesos caen tanto los más listos como los más tontos creando una gran comunidad de estultos imbéciles , exacerbados baladrones cuando van high llorones estridentes en los bajones , ni quisiera quitarle las ganas a nadie de pasar un buen rato como yo los he pasado mil veces previniéndole de las diez mil veces que lo pasará fatal como se le vaya la mano , ni quisiera moralizar ni caer en una fría retórica poco poética ni en una poesía inmoral poco real y decir que le jodan a la realidad hoy me voy a otra dimensión usando los enchufes de esta de aquí no del más allá , tampoco quisiera no quererlo y pasar el rato sentando cátedra viviendo el tiempo construyendo paradigmas siendo lumbreras y autoridad sobre la materia inequívoco foco guía de navíos extraviados que necesitan de em- puje para encaminarse correctamente y no encallar rajarse el casco darse de bruces contra el suelo y abrirse la cabeza insustancialmente cuántas veces me habré levantado roto y desesperado buscando ánimo en un rudo yermo de culpa vergüenza y resquemor tan sólo consolarse con el eco de lo que ya sé lo sabía cuántas veces proyectándome en otras análogas historias inspirándome con otras batallas de rehabilitación buscando refuerzo en las experiencias de mis artistas favoritos o cualquier persona que salió del autoflagelo de la dependencia y los que no lo consiguieron prenda suficiente sería para recular y no descalabrarse chusmeando miserias ajenas que son las propias este convulso corazón de sociedad traqueotomiaca que sigue fumando por el agujero .
Forma parte inherente de la propia mecánica de cualquier adicción creer que no se puede vivir sin el sujeto de tal adicción que no somos nosotros sino la sustancia de la que somos objeto , así parece ser el consumo un ente concreto con inteligencia propia que nos necesita para satisfacerse , un etéreo parásito demoníaco que nos posee cuyo alimento es esa droga que impulsivamente comemos como obsesos autómatas y sin la cual tan diabólica posesión no podría seguir subsisitiendo mordisqueando nuestras almas y pudriendo nuestro cuerpo hasta convertirnos en un inánime despojo posiblemente sea la manera en que oscuras fuerzas desconocidas consigan los gases con los que se colocan pues danzarán voluptuosas dándose el definitivo festín con nuestra descomposición la fermentación última de su droga favorita : un ser humano decrépito y decadente que nació siendo hermoso y risueño querubín para acabar sus días como esperpento de lo que hubiera podido ser , de la misma guisa que se usan fermentos para elaborar cerveza y diferentes combinaciones de sustancias y sus procesos químicos para conseguir uno u otro «fármaco» así son estos mismos fármacos que nos endiñamos los fermentos que harán de nuestras carnes corrosiva efervescencia purulenta de nuestras almas vinos espirituosos favoritos de los espíritus yonquis que usan los féretros como tinajas , además los muy cochinos se embriagan por partida doble mediante el propio proceso y finalmente con el producto creado que parece gustarles más el zumo de las cosechas más infectadas así son huéspedes implacables sus ansias que con férreo látigo restallan en nuestras mentes rugiendo «Más Más Más Dáme Más» te harán la vida insoportable si no se lo das te harán creer que es lo que necesitas , por lo tanto cuando «crees» que no puedes cuando te abruma lo que parece una dificultad insalvable piensa que lo primero que tienes que hacer es identificar de dónde proviene esa ansia esa voz marrullera y fementida que no es más que uno de tus yos que pretende hacerse con el dictatorial y enfermizo control del resto y llevar toda la nave a pique , confundiéndote y haciéndote creer que es imposible volver a encontrar equilibrio en tu vida si no cedes – aunque – sea – de – vez – en – cuando a sus súplicas capciosas de compulsiva ebriedad , el «de vez en cuando» actúa aquí con una doble identidad : por una parte es un consuelo , un refugio que se considera como asueto ante los rigores de la desintoxicación , una debilidad , una flaqueza , una pequeña caída para coger energías y no recaer , un anhelo de recuperar el punto de equilibrio en el que «en aquellos tiempos de aquellos tiempos» uno controlaba sus apetitos y de vez en cuando disfrutaba experimentando con las sustancias psicotrópicas o meramente narcóticas y estructuraba su dinámica temporal en un espacio no regido por compulsiones de embriaguez constante sino por pulsiones de autoconocimiento o entretenimiento sin que estas ocupasen en el esquema mental de uno mismo sino pequeñas porciones de interés que no comprometieran las funciones de una voluntad dirigida por intereses más elevados y dignos que dar trompicones de moca en moca y me meto una raya porque me toca , y por otra parte es un pensamiento derivado de la personalidad adictiva que defiende sus propios intereses y trapaceramente te ilusiona con que tienes el control y puedes permitirte el lujo de pegarte un viajecito pero que agazapada en los de vez en cuando irá cogiendo fuerzas y cuando menos te lo esperes volverá a transfigurarte y estarás a su merced en los muy de vez en cuando – regularmente – casi siempre – rutina diaria y a empezar de nuevo de vez en cuando , en el fondo y en la forma el hecho de andar esperando con avidez el momento de embriagarse ya supone un problema no superado pues siempre se está conscientemente estimulando a la voluntad a prepararse para tal situación , proyectando energías , anhelando sentirse de una manera «buena» que uno no debiera limitar al arbitrio de sustancias exógenas más allá de llevar una buena alimentación e higiene , ya que por mucho que uno se cuide y lleve una vida aparentemente feliz en la sobriedad si el otro no hace más que pensar que llegue el día del jolgorio y el desparrame lo cotidiano no será más que burda preparación para el puntual ritual de desperdicio drogota limitándose la vida a unos pocos instantes que de divertidos pasarán a ser tediosos y vengan más círculos viciosos , el espíritu de la adicción se pone en guardia contra el espíritu de la sobriedad , le propone tramposos pactos sobre la mesa para repartirse el control de la persona una negociación sobre las condiciones de libertad un enredo más de la compulsión negocia días de custodia para en ellos seguir sembrando el grano adictivo que irá creciendo nuevamente despertando el desbocado apetito , incluso no le parece mal que su anfitrión se proporcione un tiempo de recuperación y limpieza para así luego poder disfrutar unos días de dura reintoxicación , una vaga euforia nostálgica de los primeros estadios de la embriaguez ; hay que ponerse cabezones y análogamente a como se dijo un rotundo «Sí» al camino del exceso hay que decirle un tajante «No» si uno quiere librarse del dolor de la borrachez la obsesiva ansia de embriaguez crónica , pero este camino de vuelta que se pensaba fácil por el deseo y la necesidad de cambio resulta ser mucho más duro de lo esperado y más difícil de lo que supuso la ida , no quieren dejarnos marchar esos demonios que hemos dejado hacerse fuertes en nuestro interior , susurran indefectiblemente sus apetitos en nuestras cabezas a todas horas quieren llevar el ritmo de nuestros corazones gritan sus supercherías hechiceras quieren fustigarnos con una bacanal sin fin hasta que reventemos , exorbitante es la cuenta de tristezas y sinsabores por unas pocas alegrías dantescas sirenas están cantando , de múltiples maneras pretenderán confundirte para llevarte de nuevo a su regazo como si fueran un amor te harán creer que no puedes vivir sin ellas , te dan donde elegir morenas rubias pelirrojas blancas negras mulatas amarillas cián y magenta tostadas de pelo liso o rizado con perfume de menta o a las finas hierbas uno y la misma bruja es el brujo transfigurándose en diferentes configuraciones con la única intención de embrujar tu carne una alquimia de alienaciones narcóticas , enajenado , intoxicado , abotargado , apaleado por tu propia débil arrogancia te creías que tenías el control y que lo dejarías en cuanto te empezasen a sentar mal pero mírate a qué has llegado un tozudo masoquilla fustigándose atrapado en un círculo vicioso de contritos anhelos y vanas ilusiones , mírese usted pobre esperpento ¡¿ cómo hemos podido jodido tontos ser tan cazurros y dejarnos arrastrar por la tóxica corriente furioso aguacero radiactivo que corrompe tierras y almas en pena ?!
Lo idóneo es mentalizarse a ultranza pero sin una actitud extremista y patética que parte de la misma raíz que la tendencia a la adicción y por supuesto desechar cualquier «de vez en cuando» por una temporada si no para siempre lo necesario hasta que esa trampa psicológica que sigue manteniendo la dependencia en vilo simplemente desaparezca y se viva el día a día en el día a día y se sepa manejar uno mismo con respeto e independiente de muletas farmacológicas y/o embriagantes que no sientan bien ; no hacen falta tentaciones externas para un adicto inveterado ni motivos más que la simple embriaguez así que más bien que evitar compañías y ambientes incómodos que puedan incitar el colocón más allá de que apetezca en concreto acudir a tal sitio o quedar con tal personaje y más allá de que lo consideremos ventajoso o desventajoso en cuanto a un sano intercambio de energía la principal y más ardua tarea consiste en dominar y someter a ese bribón que reside en nosotros y que no necesita más que de nuestra sola compañía para dar rienda suelta a sus vicios , está muy bien y es típico dejar de acudir a lugares y frecuentar compañías donde prime o se dé flagrantemente la ingesta de esos estupefacientes de los que nos queremos deshacer y es conveniente no juntarse con quienes continúan destruyéndose en una melopea sin fin y que quieren arrastrarnos ya que nuestra relación con ellos sólo era nuestra misma estampa adicta y los únicos nexos que nos unían las sustancias que «compartíamos», pero habida cuenta de que la sociedad rezuma ebriedad y estupefacción de diversos tipos por doquier con sus drogas le- gales al alcance de la mano y de que hace mucho tiempo que ya no necesitamos a nada ni a nadie para colocarnos y que lo hacemos incluso más placenteramente en soledad , debiéramos concentrarnos especialmente en qué compañías emocionales frecuentamos en nuestro interior , a qué ilusiones , anhelos , ideas , complejos, pretensiones , frustraciones y demás catálogo sentimental prestamos oídos y somos permeables , desde luego que una buena configuración exterior nos ayudará a trabajar mejor en nuestro interior , pero salvo urgencia , inmediatez , cicunstancias de la vida ineludibles que nos cojan de los huevos vayas donde vayas tu mismo ser y tus seres te acompañan : como reza un adagio freudiano «Del exterior se puede huir pero no de tu interior» , claro que nuestro querido Freud también siguió fumando y poniéndose hasta que se le cayó la mandíbula y más allá , así que afina óptimamente la orquesta y haz que suene bien , y no dejes que por la negligencia de algunos músicos borrachos como cubas que ya ni pueden tocar el resto tire la toalla ; cuando la persona llega a la convicción de que necesita un cambio , que los hábitos que lleva la están destruyendo , que tiene que dejar las drogas ( y volvemos a recordar que alcohol pastillas y fumar son los líderes ) porque son un problema , en efecto es que algo serio sucede y por encima de todo debiera sentirse reconfortada de haberse dado cuenta a tiempo de sus auténticas necesidades y de las nuevas pautas a seguir , y estas pautas hay que estudiarlas y crear una estrategia de recuperación que de primeras contenga el terrorífico sentimiento del miedo al cambio , pues al fin y al cabo todas las sensaciones de que es imposible superar la adicción , todos los mecanismos de enajenación y supresión de la voluntad que generan ansiedad y depresión no son más que éso : miedo , terror no menos espantoso que el desencadenado por las drogas que no nos quieren dejar libres , esas drogas que no son más que nuestras propias debilidades y/o vicios , y hay que repetírselo muchas veces , hay que decírselo a uno mismo constantemente , de la misma manera que una bebe , fuma , se empastilla , esnifa , pincha y se coloca de lo que sea sin parar seremos aún más cansinos recordándonos que no no no es sí sí sí , y habrá que cambiar las recetas , en el más puro y amplio sentido una nueva y consciente dieta es la primera tarea y , sobre todo , que al igual que afrontamos el dolor que supone la embriaguez ese infame ciclo de borracheras y resacas igualmente y con esa misma energía debemos ser capaces de superar el dolor que supone la desintoxicación , como hemos dicho empezando por controlar la ansiedad , la depresión , el miedo , ese terror cósmico que en ocasiones hace creer que por cambiar a hábitos más sanos se va a ser presa de insanas consecuencias – es cuando menos «curioso» este sentimiento que me azota y desestabiliza últimamente , increíble pirueta conceptual y espíritu capcioso del tóxico amor de la ebriedad : como unos amantes locos que ya no se prodigan más que desazón y angustia y que llevan tiempo viviendo de las rentas de los primeros placeres que se prodigaron y que se amenazan ante la inminente y traumática ruptura de que «ya no encontrarás jamás a nadie que te ame como yo» así presenta el espíritu tóxico un mundo vacío , desabrido , insulso e indigno sin la satisfacción de su amor estupefaciente y con sofismas te hará creer que podrías morir sin él aún cuando estás viendo que él mismo ya te está matando , es evidente que el ser humano – para lo bueno y lo malo – es un ser de costumbres , de arraigadas y profundas tradiciones , así que no escatimes en esfuerzos la colosal guerra que estás librando , ármate de paciencia que no «de vez en cuandos» y caigas en la presunción de querer revertir en unos pocos días una tradicional costumbre drogadicta de años , y ya que eres un yonqui de «sensaciones fuertes» no me digas que no es sobradamente fuerte este inigualable aluvión de sensaciones que te reporta la sobriedad ¡ qué olores , qué sonidos , qué tactos , qué gustos , qué imágenes , qué todo lo que se percibe cuando uno se va desintoxicando ! acojona , sin duda , y como eres un cagaleras vuelves a tu ebria zona de confort a recogerte en tu mortecina cobardía , ¡ manda huevos ! ¡ lo imposible es continuar en ese putrefacto letargo de ansiedades efervescentes !
Sí se puede , no lo dudes , no tengas miedo , el miedo está bien para cogerle la medida a las circunstancias pero no puede ser las mismas circunstancias , vivir temeroso es lo mismo que vivir temerario , una mala gestión de los recursos , una mala experiencia de la vida , un desperdicio de las potencias del ser y del ser mismo , sabes que es hora , llevas tiempo pensándolo , sintiéndolo , sospechándolo , tienes que desengancharte , tienes que ganar las batallas , tienes que volver a disfrutar con tu sola respiración , ese sentido divino de la vida ¡ Respira ! ¡ Deja que fluya la energía ! ¡Libérate !
Respira …
Sí se puede .
Barri Wordswind-
Ernesto 16 Jul • 03:02
Hola Barrí,
Me dejas estupefacto con texto tan demoledor y visceral, sin duda no deja indiferente. Aún más si conoces la adicción.Gracias y saludos!!
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