Cómo evitar el craving
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“Una persona puede perfectamente tirar la toalla después de una recuperación de adicciones”. Este concepto implica, en toda regla, el fracaso de una estrategia para evitar y prevenir recaídas. Y el equipo terapéutico de Adictalia conoce de primera mano el profundo sufrimiento derivado de esa situación, para una persona que, tras conseguir la abstinencia por un tiempo, ha vuelta a sucumbir al deseo y la necesidad de evadirse, de anestesiar el dolor con una sustancia o un hábito compulsivo de no poder afrontar una situación.
De hecho, aunque son las menos, hay quienes, ya por sus circunstancias vitales, su historial de adicción o por la falta de asertividad en el tratamiento, “deciden” abandonar todo intento de recuperación y seguir consumiendo. En ellas se reconoce que el fracaso de los intentos reporta más dolor que las consecuencias del consumo. También en ellas se avizoran enfermedades, crisis profundas, accidentes.
La sensación de fracaso del tratamiento, la recaída, implica un sentimiento desolador. Aunque sea solo pasajero, es decir, que la recaída no sea profunda. Una cosa sí está clara: cualquier persona que sufre adicción quiere “dejar de querer consumir”. En otras palabras, el 99 por ciento, por no exagerar, si pudiese firmar en un papel que será capaz de dejar de sentir el deseo de consumir, lo haría sin vacilaciones, porque ningún adicto «quiere ser» adicto. Pero es un permanente “quiero y no puedo”. Es, en toda regla, un estado de incongruencia que, en términos vulgares, puede ser calificado de “locura”.
Un estado para el cual solo queda aplicar y entrenar de forma consciente y permanente técnicas terapéuticas para evitar y prevenir recaídas.
¿POR QUÉ OCURREN LAS RECAÍDAS?
– ¿Por qué una persona adicta puede volver a recaer?
– Una persona adicta tiende a recaer porque su cerebro ha estado durante mucho tiempo acostumbrado a que lo bueno, el placer, pasa por el ritual de consumo. A partir de la repetición de estos estímulos que le reportaban satisfacción, ha creado nuevos circuitos neuronales que le generan recompensa cada vez que concreta la conducta adictiva. Así que el impulso químico del deseo la predisponen a buscar ese estímulo frente a determinadas situaciones, pensamientos, emociones, recurrentes.
Podemos decir que su sistema neuronal, y también su propio sistema de valores y creencias, la conducen a recurrir al estado de recompensa. Los recuerdos inconscientes de ese estado pueden llevar a una persona que ha conseguido la abstinencia a recaer, si se siente incapaz de afrontar una circunstancia determinada que le genera sufrimiento. Los recuerdos siempre están, permanecen en el cerebro.
Este órgano está diseñado para buscar el placer y huir del dolor: si frente a determinadas situaciones, pensamientos, emociones, la persona se evadía por medio de un consumo y conseguía anestesiarse, cuando estos acontecimientos externos e internos retornen volverá experimentar el deseo. El asunto es cómo afronta ese impulso, qué nuevas estrategias aprende para gestionarlo, para canalizarlo, apaciguarlo, para evitar y prevenir recaídas. Y hasta qué punto puede entrenar esas tácticas para que el reflejo de autocontrol y asertividad sea cada vez más rápido y fuerte.
– ¿Qué son las micro-decisiones y cómo influyen en que se pueda sufrir una recaída?
– Las micro-decisiones son aquellas opciones que ni siquiera se han llegado a analizar antes de tomarlas. Es una manera compulsiva de decir que sí o no a una alternativa concreta, sin valorar las consecuencias. Es una tendencia común en la conducta de personas con perfiles adictivos, y deriva de contestar desde el impulso emocional distorsionado, dejando de lado la valoración racional.
Entonces suceden esas micro-decisiones que pueden llegar a tener consecuencias graves: meterse en negocios que la persona no va a ser capaz de asumir; préstamos que no podrá pagar; compras inasumibles; compromisos inalcanzables… Se trata de consecuencias de un acto impulsivo, muy característico en perfiles de personas con adicción.
Las estrategias de afrontamiento buscan, precisamente, potenciar las habilidades para gestionar este tipo de situaciones, donde una decisión puede terminar en un conflicto que acercará a la persona al riesgo de consumir.
– ¿Es posible aprender a gestionar los estados de ánimo adversos?
– Precisamente, la recuperación de una persona adicta está basada en la posibilidad de autogestionar estados de ánimo adversos. Se trata de aprender a manejar las instancias conflictivas propias de la vida, pero que para una persona con adicción pueden implicar el riesgo de volver a consumir y de romper la abstinencia, si está en recuperación. Hablamos, en definitiva, de aprender a desenvolverse en la vida cotidiana sin la necesidad de consumir para sobrellevar conflictos internos y externos.
– ¿Romper la abstinencia, aunque sea solo una vez, significa recaer?
– Romper la abstinencia siempre es una recaída. Cuando se vuelve a “probar” el consumo, el cerebro recoge las experiencias pasadas para aferrarse a ello, como cuando se consumía habitualmente. Por eso hablamos de recaída, tanto cuando se consume de forma esporádica como cuando se produce un retorno intenso al hábito.
EVITAR Y PREVENIR RECAÍDAS
– ¿Cómo evitar las recaídas en la adicción?
– Las personas en recuperación deben reforzar la existencia de un entorno saludable, a medio y largo plazo. Es decir, intentar llevar una vida saludable, rodeadas de quienes no consuman, y entrenar las herramientas aprendidas en el tratamiento de adicciones. Resulta fundamental alejarse de la gente y los lugares de consumo que se frecuentaba.
Y reforzar hábitos cotidianos sanos, como:
- Comer bien
- Dormir bien
- Evitar los conflictos
- Fijarse objetivos vitales a corto, medio y largo plazo
- Realizar ejercicio físico
- Adoptar actividades de ocio sanas, creativas, que no pasen por el consumo
- Aprender habilidades sociales para afrontar desafíos cotidianos
- Entrenar una actitud vital positiva
– ¿Y cómo se entrenan las habilidades para evitar y prevenir recaídas?
Los tratamientos para adicciones vienen desarrollándose por diferentes caminos desde hace décadas. Pero existen una serie de técnicas que han llegado a ampliarse de forma combinada con resultados efectivos para mantener la abstinencia en diferentes ámbitos terapéuticos. Se trata de las técnicas cognitivo-conductuales, las cuales se desarrollan en terapias individuales y grupales, y en regímenes tanto ambulatorios como residenciales.
Las terapias cognitivo-conductuales buscan dotar a las personas de autonomía, de autocontrol, por medio de estrategias prácticas concretas. Parten de la intención de posicionar a la persona como una científica que cuestiona empíricamente sus ideas y creencias para cambiarlas. La efectividad de estas técnicas goza de bastante aceptación en el campo científico, pero si se las analiza de forma aislada, su tasa de éxito varía en función del tipo de adicción y la gravedad de la misma.
Parece ser que el mejor resultado se obtiene de programas en que combinan las diferentes estrategias cognitivo-conductuales y, además, se ajustan a la realidad de cada caso de adicción.
– ¿En qué consisten las técnicas terapéuticas para prevenir recaídas?
– Entre las técnicas cognitivo-conductuales que buscan, en diferentes ámbitos terapéuticos, evitar y prevenir recaídas, destacan:
- Entrenamiento en habilidades de afrontamiento
- Prevención de recaídas
- Entrenamiento en manejo del estrés
- Entrenamiento en relajación
- Entrenamiento en habilidades sociales
- Entrenamiento en habilidades de comunicación
- Entrenamiento en habilidades para la vida
- Ejercicio aeróbico
- Biofeedback
- Entrenamiento en asertividad
El entrenamiento en habilidades de afrontamiento consiste en entrenar determinadas capacidades sociales que la persona tiene inhibidas y que la predisponen a consumir, cada vez que se enfrenta a una situación de riesgo: conflictos emocionales con otra persona, conflictos laborales, creencias personales…
Se trata de reforzar habilidades sociales, tanto de tipo individual como ambiental, partiendo de la idea de que existen determinantes estresantes para cada persona. Esto es: situaciones que normalmente la conducen a consumir y que, en un contexto de recuperación, la vuelven más vulnerable a sufrir recaídas.
Así, la técnica de entrenamiento de habilidades de afrontamiento trabaja, teniendo en cuenta las características de cada paciente, nuevas capacidades para mejorar las relaciones profesionales y familiares. Siempre con el objetivo de que la persona consiga gobernar esas situaciones de estrés y conflicto y consiga autogestionarse para evitar y prevenir recaídas. Aprender formas nuevas de gestionar su día a día sin consumir.
Dentro de estas técnicas de afrontamiento ocupa un lugar especial la Prevención de recaídas. La idea es sencilla: si la persona consigue responder frente a una situación de estrés con una estrategia diferente a la que acostumbraba, la cual la llevaba a consumir, entonces reforzará la sensación de autoefectividad. A medida que acumule experiencias de afrontar situaciones de manera asertiva, esa sensación se irá reforzando y la persona tendrá cada vez menos riesgo recaer. De alguna manera, entrenará y aguzará sus técnicas para enfrentar de manera positiva futuras situaciones de riesgo.
– ¿Cómo se trabaja la prevención de recaídas y cuánto tiempo dura este proceso hasta que la persona lo aprende?
– Como punto de partida se debe acudir a profesionales especialistas en adicciones, que pauten un plan terapéutico, bajo el cual cada persona, con sus características, pueda funcionar y conseguir objetivos. Entre otros aspectos, se trabajará la relación con amistades, lugares de trabajo, lugares de consumo.
La prevención de recaídas, por tanto, comprende el entrenamiento de estrategias de afrontamiento, tanto a nivel psicológico como de comportamiento; reestructurar los pensamientos, que condicionan nuestras emociones; y construir un estilo de vida equilibrado, saludable.
– ¿Qué ejemplos existen de técnicas de prevención de recaídas?
La Prevención de recaídas implica tres conceptos fundamentales:
- La persona debe aprender a identificar emociones y pensamientos que la conducen a consumir y aprender a afrontarlos de manera adecuada (sin consumo).
- Aprender a identificar aquellas señales en su cuerpo y mente que la predisponen a consumir.
- Aprender a gestionar tanto el escenario previo a una recaída, como el momento posterior.
¿POR QUÉ OCURREN LAS RECAÍDAS EN UNA ADICCIÓN?
La terapia para evitar y prevenir recaídas
– Ejemplos de situaciones de riesgo de recaída para una persona adicta en recuperación
- Frecuentar a gente que consume y lugares de consumo.
- Trasnochar y no alimentarse bien.
- Llevar una vida desordenada, caótica.
- Vivir en situaciones de permanente conflicto o, más bien, vivir las situaciones que nos presenta la vida de forma conflictiva, sin posibilidad de desplegar habilidades que nos permitan sentirnos en paz con el resultado de la interacción.
– ¿Es importante acudir a terapia para evitar recaídas? ¿Hasta cuándo se debe acudir?
– Dependiendo mucho de cada persona, de su estado de adicción, necesitará acudir a una terapia breve, de cuatro sesiones, o a un tratamiento de tres o cuatro terapias por semana durante los primeros seis meses, que irá poco a poco reduciendo, según vaya avanzando en el tratamiento. En este caso, las terapias pueden ser de tipo individual y grupal, y luego, a modo de seguimiento, continuar asistiendo a una de ambas. La terapia de grupo, por su parte, funciona como un sistema de espejos donde cada paciente se ve reflejado en las experiencias del resto de asistentes.
El proceso terapéutico de recuperación y para evitar y prevenir recaídas puede durar meses, un año, dos años, dependiendo de cada caso. No obstante, la persona tendrá que estar pendiente mucho más tiempo, incluso de manera indefinida, de sus conductas, de sus momentos vitales y estados de ánimo correspondientes, para evitar claudicar ante situaciones de riesgo de consumo. Un descuido puede conducirla a una recaída.
Por esto, en Adictalia consideramos que el mantenimiento o seguimiento terapéutico después del tratamiento de adicciones es muy importante, porque las personas viven a menudo nuevos conflictos o “desafíos” de diferente índole. Por ejemplo, cuando experimentan una ruptura amorosa o una pérdida familiar o laboral. Frente a estas situaciones, quienes han vivido una adición, incluso cuando han superado un proceso terapéutico con éxito, pueden sentir la necesidad de evadirse por incapacidad emocional para afrontar esos momentos duros.
Según la evidencia científica, un mayor tiempo de exposición al tratamiento se relaciona con una mejor tasa de éxito, es decir, con mayor probabilidad de que la persona mantenga la abstinencia a medio y largo plazo. Por tanto, revisar las creencias y perfeccionar las habilidades siempre resultará positivo para una persona que ha sufrido adicción, incluso cuando ha sido dada de alta en un tratamiento integral.
ESTRATEGIAS PARA NO RECAER EN LAS DROGAS
– ¿Qué significa tener una vida socialmente estimulante para evitar recaídas?
– Antes que nada, es importante tener una vida equilibrada, donde todos los aspectos reciban la merecida atención: social, personal, familiar, laboral, físico.
Por norma general, la persona adicta tiende a buscar estimulación de algún tipo, de la misma forma que la buscaba con las sustancias o hábitos destructivos. Algunas estrategias interesantes dentro del tratamiento para mantener la abstinencia y evitar y prevenir recaídas, consisten en satisfacer esta necesidad de estímulos con actividades deportivas, artísticas, planificación de objetivos que se deben cumplir en diferentes áreas de la vida… Ocupar el tiempo de ocio de una forma saludable y, por supuesto, lejos de las zonas y relaciones donde se ejercía el consumo.
– ¿Cuánto influye y por qué el desarrollar una afición en mantener la abstinencia?
– Cualquier tipo de afición es buena para mantener a la persona que sufre adicción “entretenida” y con un objetivo, un enfoque, alejados de la expectativa que tenían respecto de consumir. Las personas adictas viven sus días en función de lo que esperan de ese acto de consumo, más que del consumo en sí. Están obsesionadas con el momento en que concretarán el ritual de consumir.
Por tanto, si se entrenan y afianzan rituales y deseos saludables que sustituyan a aquellos, la persona podrá mantener la abstinencia y consolidarla cada vez más. Se trata de aprender a disfrutar sin consumir, de desarrollar una forma de ocio saludable, que le reporte alegría.
– ¿Es importante evitar el consumo de alcohol o tabaco, aunque la adicción que se sufra sea a otra sustancia o conducta?
– El alcohol es una droga legal, igual que el tabaco. Es recomendable sin duda que la persona evite todo tipo de consumos adictivos. Aunque debemos diferenciar entre ambas sustancias, porque el alcohol conlleva un efecto psicoactivo que modifica la percepción de la persona, mientras que el tabaco engancha, pero sin modificar la percepción, es decir, que carece de efecto psicoactivo. De hecho, en muchos centros de desintoxicación permiten fumar como «mal menor» para canalizar estados de ansiedad derivados de la abstinencia. Porque no modifica el estado perceptivo de la persona. El alcohol, como estimulante psicoactivo, sí que lo hace.
Por supuesto, el alcohol está totalmente contraindicado para una persona que sufre adicción a otras sustancias y se encuentra en plena recuperación, pues las predispone a recaer o, incluso, se transforma en un sustituto de la primera sustancia. De hecho, muchas personas que consiguen dejar la cocaína caen, con el tiempo, en el alcoholismo.
Referencia bibliográfica
Guía Clínica de intervención psicológica en adicciones de Socidrogalcohol