DROGAS SINTÉTICAS
¿Qué diferencia hay entre las drogas tina y alfa?
Drogas sintéticas que estimulan el sistema nervioso central
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La repetición de llamadas a Adictalia de padres y madres preguntando por los efectos, consecuencias y diferencias entre la tina y el alfa alertan al equipo terapéutico. En general, son personas que han detectado que sus hijos/as están consumiendo estas sustancias y desconocen por completo su naturaleza; de hecho, las confunden.
En 2017, Sistema Español de Alerta Temprana (SEAT), coordinado por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, lanzó una circular advirtiendo de los riesgos de una nueva droga llamada alfa PVP, también conocida como ‘Flakka’. A la alfa se le atribuía efectos de nerviosismo y agitación, aumento de la frecuencia cardíaca y de la tensión arterial, desorientación temporo-espacial, alucinaciones, convulsiones, arritmias cardiacas.
Para satisfacer dudas, hemos consultado con Mireia Ventura, coordinadora de análisis de drogas en Energy Control, con el fin de que nos aclare qué son la tina y el alfa, y, además, conocer qué se sabe sobre la evolución del consumo de estas drogas en España. En el Reino Unido, por ejemplo, el uso de alfa por parte de la población preocupa y ya se lo avizora como un problema de salud pública, de acuerdo a algunos titulares mediáticos.
Diferencia entre la tina y el alfa
¿Qué son?– ¿Qué son la tina y el alfa?
– La “tina” es el nombre popular con que se conoce la metanfetamina, un derivado de la anfetamina, y es un potente estimulante del sistema nervioso central. También se la conoce con otros nombres, como cristal. Por su parte, la alfa PVP es una catinona: sustancia estimulante extraída de la planta del Khat.
A efectos prácticos, la estimulación de la metanfetamina tiene una duración más larga y más potente que el alfa PVP. Aunque ésta es una sustancia que atraviesa con efectividad la barrera hidrocefálica, lo cual la convierte también en un estimulante potente, aunque sin la durabilidad de acción de la metanfetamina.
La diferencia principal entre la tina y la alfa es el tiempo de duración del efecto estimulante. De hecho, hay personas que están empezando a utilizar alfa en lugar de tina, porque así por lo menos pueden descansar después de la actividad en la que usan la sustancia. El efecto de la alfa dura entre tres y cuatro horas, mientras que la acción de la metanafetamina puede llegar a durar ocho horas; y si consumes varias veces, dura hasta 12 horas.
¿Por qué se las confunde?– ¿Por qué sus nombres se asocian con frecuencia?
– Porque los efectos de la tina y el alfa son parecidos en cuanto a la estimulación que producen del sistema nervioso central. Es una estimulación muy dopaminérgica, a diferencia de otros estimulantes como la mefedrona (otro estimulante similar a la anfetamina, que irrumpió en Europa en 2008).
La mefredona implica mayormente a neurotransmisores cerebrales como la serotonina, muy involucrados en el placer, mientras que la “tina” produce mucha más estimulación, con una sensación de subidón y bajón muy bruscos, pero muy poca empatía porque afecta menos a este tipo de neurotransmisores. Esta variabilidad de su efecto, sobre todo si es fumada, la convierte en una droga que se presta a volver a consumir compulsivamente y, por tanto, a abusar de ella: ahí está el problema, en la necesidad de repetir dosis.
El efecto de la alfa dura entre tres y cuatro horas, mientras que la acción de la metanafetamina puede llegar a durar ocho horas; y si consumes varias veces, dura hasta 12 horas.
Mireia Ventura
Así, la tina tiene un efecto de estimulación con una duración prolongada. Pero la sensación de placer dura menos que la excitación, como máximo cuatro horas. De aquí el gran problema: al bajar el efecto empático vuelves a consumir para reponerlo, cuando en realidad la sustancia no ha dejado de actuar, y así entras en un círculo abusivo.
– ¿Cuáles son los principios de acción de la tina y el alfa?
– Ambas drogas interaccionan principalmente con la dopamina y también con otros neurotransmisores, como la noradrenalina. Pero a diferencia de sustancias como la MDMA (éxtasis), prácticamente no interaccionan con la serotonina. Esto reporta un tipo de estimulación pura y dura, seca, sin empatía. Y el problema es que, cuando se termina el efecto, te queda un vacío muy grande y, por tanto, una necesidad acuciante de volver a consumir, lo cual la convierten en drogas muy adictivas.
Tanto la metanfetamina como la alfa producen sensación de energía y euforia, aumentan el nivel de alerta y el rendimiento intelectual, el deseo sexual (de ahí que se use en ambientes chemsex) y desinhiben.
¿Cómo se consumen?– ¿Cuál es la forma habitual de consumir tina y alfa?
– Ambas drogas se pueden consumir oralmente, inyectadas, esnifadas o fumadas, dependiendo del contexto. La más habitual es la fumada, y el problema de esto, precisamente, es que, cuando fumas, no tienes la percepción de riesgo que si usas otra vía. Esto ocurre en ambas sustancias, que son estimulantes puros, a diferencia de la anfetamina, la cual reporta un más de placer, es más empática, que la tina o el alfa.
La duración del efecto de la metanfetamina, por ejemplo, puede variar entre 6 y más de 24 horas. Esto dependerá de cómo se consuma y de la cantidad. Si se ingiere de forma oral, hace efecto a los 20 a 60 minutos y su efecto dura de 3 a 5 horas. Si se esnifa, tarda entre 5 y 10 minutos en subir, y dura entre 2 y 4 horas. Pero si se fuma, el efecto es inmediato y dura entre 1 y 3 horas, la duración es mucho menor. Y esto hace que la persona necesite volver a consumir enseguida para conseguir el efecto buscado.



Estas drogas, pero sobre todo la metanfetamina, son muy efectivas para frenar el dolor emocional cuando la persona tiene algún trauma o sufrimiento al momento del consumo. Esto conlleva que la persona esté continuamente re-dosificándose, porque sólo así se siente bien. Estas sustancias son muy peligrosas cuando estás pasando un mal momento, porque puedes generar un enganche muy fuerte. Ni siquiera es necesario que padezcas una gran desestructuración familiar, cualquier problema queda oculto detrás del efecto. La estimulación es muy directa y puedes quedarte muy atrapado.
– ¿Qué forma o presentación tienen la tina y el alfa?
– La diferencia es poca, porque son cristales blancos (en el caso de alfa, también marrón). Cuando hicimos una comparativa al quemarlas entre ambas drogas, observamos que las metanfetaminas no dejaban rastros y las alfas sí. Pero a efectos prácticos de aspectos, no hay diferencia.
En cuanto a efectos, la diferencia está en el tiempo de duración y de potencia, que juegan a favor de la metanfetamina. No obstante, es siempre una estimulación muy potente.
– ¿Qué perfiles de personas consumen tina y alfa?
– La alfa ha llegado más a ambientes chemsex, mientras que la ‘tina’ la encontramos en poblaciones marginales, con realidades problemáticas, como trabajadoras sexuales o gente que vive en la calle. Las primeras, por ejemplo, representan una población muy expuesta a un montón de peligros, y para no dormirse en la calle utilizan tina.
Las poblaciones marginales están sustituyendo el crack por la metanfetamina, porque con el primero no pueden hacer nada tras consumir, quedan anuladas, por así decirlo: hasta pasados varios días no pueden salir a desarrollar sus actividades. Mientras que, con la metanfetamina, estas personas expresan que pueden hacer vida: pueden ejercer el trabajo sexual, pueden sobrevivir en la calle…
– Son dos contextos diferentes los de la ‘tina’ y el alfa…
– Claro. Estamos hablando de contextos muy distintos. La gente de ambientes marginales o problemáticos que consume metanfetamina para mantenerse despierta y no pasar frío por la noche, por ejemplo, palian el síndrome de abstinencia con otra dosis: están consumiendo constantemente.
El contexto del chemsex es otra historia: durante el fin de semana se usa la sustancia, sobre todo la alfa, para poder reponerse ese mismo fin de semana y empezar a trabajar o estudiar el lunes. Pero siempre está el riesgo, dependiendo del tipo de consumo que se realice, de tener que seguir consumiendo un estimulante para poder funcionar durante la semana.



– ¿Detectáis metanfetamina en ambientes festivos?
– Se ve muy poco, porque en España se acostumbra en ambientes recreativos el speed, una mezcla de cafeína y anfetamina. La metanfetamina es una sustancia muy distinta, que dura muchas más horas y es poco empática. Normalmente no gusta en ambiente recreativos, donde la gente está acostumbrada a la anfetamina, el MDMA, y, como estimulante puro en todo caso, la cocaína.
En contextos chemsex sí estamos observando que algunas personas prefieren consumir alfa, porque esta droga, a diferencia de la ‘tina’, por lo menos les permite dormir después.
– Probablemente el ritual chemsex también necesite un estímulo más puntual…
– Sí, al final es un espacio limitado en el tiempo. En cambio, cuando una persona está en la calle ejerciendo el trabajo sexual o viviendo, no tiene un tiempo limitado para hacerlo. Por tanto, quizá tiene más sentido que usen una sustancia de efectos más prolongados, como la metanfetamina.
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– ¿Dónde se producen estas dos sustancias?
– Nos consta que hay laboratorios de metanfetaminas en el barrio del Raval de Barcelona. En el caso de las catinonas, el alfa, hace unos años se sintetizaban en China, luego empezaron a hacerlo en India y, ahora, nos consta que también se están sintetizando en Holanda. No nos consta que haya laboratorios de catinonas en España.
– ¿Cuáles son los riesgos concretos de la tina y el alfa?
– El problema de estas sustancias, además de los propios, pasan por con qué se mezclan. Ambas drogas se consumen en contextos donde se consumen muchas otras. Por ejemplo, en las poblaciones más vulnerables también se consume junto con benzodiacepinas y alcohol. Y esto puede provocar descompensaciones del sistema cardiovascular, sobre todo cuando se mezcla con depresores.
Al consumirse con otros estimulantes también pueden provocar infartos de miocardio. En todo caso, el gran problema es que estas sustancias no se están consumiendo solas, por tanto, se incrementa el riesgo con el efecto que añaden las otras drogas.
Principalmente se producen descompensaciones cardiovasculares y, en contextos chemsex, nos ha llamado gente acusando arritmias. A largo plazo, el consumo de metanfetamina puede provocar adicción, problemas dentales graves, pérdida excesiva de peso, picor en la piel y consecuentes lesiones por rascarse, pérdida de memoria, ansiedad, insomnio, modificaciones cerebrales, conductas violentas, paranoia, alucinaciones.
Precauciones– ¿Qué precauciones se pueden tomar a la hora consumir tina o alfa?
– Recomendamos que se lleve una pauta de consumo para evitar hacerlos antes de tiempo: respetar los tiempos de acción de cada sustancia. Tener muy en cuenta que cuando se van sumando dosis también se van sumando efectos secundarios.
Hay gente que manifiesta brotes psicóticos tóxicos (reacciones provocadas por sustancias). El uso de metanfetamina a largo plazo preocupa en cuanto al impacto sobre la salud mental de las personas.
El gran problema es que estas sustancias no se están consumiendo solas, por tanto, se incrementa el riesgo con el efecto que añaden las otras drogas.
Mireia Ventura
Son sustancias que pueden modular mucho los pensamientos y el carácter. Los modulan en el mal sentido porque alteran el pensamiento racional. Si a esto se añade que las personas descansan menos y se alimentan menos al consumir estas drogas, aumentan las probabilidades de que percibas las cosas de manera distinta y desfavorable. Hay gente que acaba desarrollando brotes psicóticos, con pensamientos muy paranoicos.
– ¿Es menor el riesgo en el caso del alfa que de la metanfetamina?
– Aún no lo sabemos, porque son muy pocos años que llevamos de consumo de alfa. Con la metanfetamina tenemos más experiencia. De momento, sabemos que ambas son sustancias que alteran mucho el estado y que la gente se engancha mucho. Pero sabremos los efectos a largo plazo del alfa dentro de unos años.
– ¿A qué se debe el poder adictivo de la tina?
– Está relacionado con este efecto estimulante tan seco y puro. Esta sensación de placer que sube y baja tan rápido y que te obliga a consumir para mantener el estado. Pero también tiene que ver con la vía por la que se consume. Por eso recomendamos siempre vías esnifadas u orales antes que fumadas, porque el problema de fumarla es la intensidad y el vacío absoluto que queda cuando desaparece. Sobre todo, cuando estás en un momento complicado de tu vida, lo cual puede provocar más compulsión por consumir y, por tanto, adicción.
– Si cada organismo reacciona de forma diferente, ¿es posible recomendar un tiempo de consumo?
– Sí existen pautas de consumo. Es cierto que a cada persona le va a subir más o menos, pero al final se sabe que el GHB a la hora baja y que puede darte un efecto rebote por la acción de la dopamina. Es importante que las dosis se espacien en el tiempo y que no acumules todos los efectos. Con la metanfetamina se debería tomar una dosis y esperar muchas horas hasta la siguiente.
Pero la realidad es que, en los contextos desfavorecidos en los que es habitual su consumo, no existe esta consciencia y no se toman medidas de reducción de riesgos. Hay que tener en cuenta que estamos hablando de entornos muy complejos: una cosa es salir de fiesta y otra es vivir en la calle o ejercer la prostitución o participar de sesiones de 48 horas donde todo está permitido (chemsex).
Ambas sustancias alteran mucho el estado y la gente se engancha mucho, pero sabremos los efectos a largo plazo del alfa dentro de unos años.
Mireia Ventura
En esos contextos observamos que las sustancias ni siquiera se filtran cuando se consumen por vía inyectada y se intercambian jeringuillas. Se trata de medidas básicas que llevan muchos años promoviendo las acciones de reducción de daños. Las personas consumidoras tampoco quieren sufrir el estigma de yonquis (consumidoras de heroína), porque para ellas es otra historia, y por eso evitan atender a las medidas que se siguen con la heroína.
Tratamiento– ¿Cuál es el tratamiento para la adicción de estas sustancias?
– El tratamiento de la adicción a estos estimulantes es similar al de otras sustancias estimulantes, como la cocaína. El gran problema que tenemos es que no existen antídotos, como en el caso de los opiáceos. Por tanto, los tratamientos son sintomáticos, se intenta paliar los efectos del síndrome de abstinencia por medio de tranquilizantes, principalmente de benzodiacepinas, pero no tenemos sustancias sustitutivas.
Este tratamiento farmacológico debe complementarse con tratamientos psicológicos, para determinar las causas que llevaron a la persona a un consumo problemático.
Síndrome de abstinencia– ¿Cómo se manifiestan los síntomas del síndrome de abstinencia de estos estimulantes?
– Los síntomas son estar hecho polvo, no poder moverse, no poder funcionar. Y el gran problema es que con una pequeña dosis esa sensación desaparece, por tanto, es fácil recaer.
En contextos del chemsex, cuya actividad se suele dar los fines de semana, durante la semana las personas pueden consumir metanfetamina para obtener energía para seguir trabajando.
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Redacción



Equipo Adictalia
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