SEXO Y DROGAS
Chemsex: claves para comprenderlo
Los riesgos del consumo de sustancias y sexo combinados
Artículo actualizado el

La palabra Chemsex proviene del mundo anglosajón, donde chem deriva de chemicals, aludiendo a las drogas, y sex a sexo. Con este nombre se conoce la práctica de relaciones sexuales en combinación con el consumo de drogas, sobre todo en ámbitos gay.
El fenómeno ha despertado la atención del campo científico por las consecuencias físicas, psicológicas y sociales de consumir determinadas drogas durante las prácticas sexuales. No obstante, al tratarse de una manifestación relativamente incipiente, o al menos que se ha empezado a estudiar desde hace poco, aún se carece de estudios epidemiológicos que permitan tomar una fotografía más exacta de cómo ha evolucionado.
¿Qué es el chemsex?
¿Qué es el chemsex? Podemos encontrar diferentes definiciones para hablar de chemsex, aunque el discurso común nos dice que implica el uso intencionado de sustancias tóxicas para tener relaciones sexuales con una o varias parejas, por un período largo de tiempo (que puede durar desde varias horas hasta varios días).
Es un fenómeno que se manifiesta principalmente entre hombres que tienen sexo con hombres (hombres gays, hombres bisexuales u hombres que no se sienten identificados con éstas etiquetas sexuales).
Sustancias más comunes utilizadas en Chemsex
Entre las sustancias tóxicas más utilizadas en la práctica del chemsex nos encontramos con:
- “Poppers”
- Viagra
- GHB
- Cocaína
- Alcohol
- Éxtasis
- Metanfetamina
- Mefedrona
- Ketamina
Algunas de estas drogas son utilizadas individualmente en encuentros de chemsex. En otras ocasiones, se mezclan para buscar potenciar el efecto físico y psicológico.
Te puede interesar...
Dónde y quién practica Chemsex en España
En España, existe una prevalencia mayor del consumo de sustancias psicoactivas en entornos sexuales entre hombres en las ciudades de gran tamaño, especialmente observable en Madrid, Barcelona, Valencia y Málaga. Esto se explica por una mayor afluencia en esas urbes de personas pertenecientes al colectivo LGTBI, donde las prácticas sexuales impersonales acompañadas del uso de sustancias se produce con mayor facilidad.
Aunque es peligroso generalizar en cualquier fenómeno social, el perfil tipo de quienes practican con cierta frecuencia chemsex en España retrata a personas con estudios superiores, laboralmente activas, con nacionalidad española y una edad media de 35 años.El método para establecer contacto con otros usuarios de chemsex se produce principalmente a través de aplicaciones para ligar, con geolocalización, portales webs o chats. En menor medida, también los contactos se producen en bares/discotecas LGTBI y saunas. Esto implica un uso intenso de tecnología de comunicación, que también puede provocar adicción.
¿Consumir drogas durante las relaciones sexuales es chemsex?
No. El chemsex es un fenómeno bastante caracterizado que lo practican personas gays, hombres bisexuales, y hombres que se sienten atraídos por otros hombres. El chemsex presenta comportamientos sexuales y rasgos específicos: número de personas que participan; duración del ritual; tipo de sustancias que se consumen, entre otros.
También las mujeres que ejercen la prostitución consumen drogas para poder mantener la energía necesaria y soportar las condiciones de la actividad. Así como las personas que usan pornografía o los salones de intercambio de parejas. Pero las conductas sexuales, tipo de drogas, formas de consumo, motivos para consumir y circuitos de adquisición de sustancias son diferentes a los del chemsex.

¿Para qué consumen drogas durante las relaciones sexuales en el chemsex?
El propósito de consumir drogas buscado por las personas que practican chemsex puede pasar por aspectos como:
- Potenciar el placer y duración de la relación sexual: incrementando el tiempo tanto de erección como retrasando la eyaculación.
- Relajar el sistema muscular para tener prácticas sexuales que pudieran ser dolorosas.
- Desinhibirse y minimizar las inseguridades hacia ciertas prácticas sexuales.
- Aumentar el apetito sexual para experimentar de manera mucho más intensa el propio encuentro sexual.
- Superar el miedo al rechazo o combatir el estigma de tener sexo con personas con VIH son dos de los motivos expuestos para practicar chemsex.
Motivos para practicar Chemsex
La presión de grupo facilita la práctica de una forma concreta de consumo de sustancias, como, por ejemplo, en la adolescencia. La presión de grupo es, en definitiva, una dinámica que se evidencia con fuerza entre iguales, entre personas que comparten características sociales, y que impele a repetir patrones colectivos (incluso de forma incosciente) para sentirse parte de, indentificado/a. Y el chemsex no es una excepción en este sentido.
Entre los motivos concretos que arguyen quienes practican chemsex, se encuentran:
- Porque es un método de tener una experiencia sexual más intensa, aumentando la duración del sexo.
- Para combatir el estigma que existe hacia las personas con VIH o Hepatitis C.
- Para superar inseguridades relacionadas con la orientación sexual, como superar la “homofobia interiorizada” a partir de la cual la persona se rechaza por ser homosexual.
- Como estrategia para superar traumas interiorizados, como abusos sexuales en la infancia.
- Para superar el miedo al rechazo y conseguir conectar mejor con otras personas.
- Para desinhibirse y realizar aquellas prácticas sexuales que la persona desea, pero no se atreve a experimentar sin consumir sustancias psicoactivas.
- Para romper el estado de soledad y aislamiento que la llevan a sufrir.
Riesgos para la salud y peligros de Chemsex
Cada persona que habita este mundo es diferente psicólógica y físicamente. Por tanto, las drogas y las prácticas sexuales pueden afectar de forma muy distinta a un individuo u otro.
Entre las principales consecuencias que puede producir la práctica descontrolada y desinhibida del chemsex están:
- La exposición a enfermedades de transmisión sexual (ETS) e infecciones de transmisión sexual (ITS), tales como la Hepatitis C o el VIH. Los efectos de los tóxicos pueden provocar la falta de conciencia para utilizar medidas preventivas: en un estudio reciente, el 54 por ciento de los entrevistados aludía no haber usado preservativo en la práctica de chemsex.
- Complicaciones físicas producidas por el exceso de consumo de sustancias o mezcla de sustancias incompatibles, como sufrir un paro cardíaco.
- Pérdida de consciencia: sumergida en los efectos de la sustancia, la persona pierde la capacidad de reflexionar sobre qué prácticas sexuales desea realmente realizar.
- Abandono de tareas propias, responsabilidades y pérdida de autocontrol vital: el chemsex puede durar hasta varios días ininterrumpidos, en los que las personas se encuentran sugestionadas químicamente.
- Desarrollo de una sexualidad insana que conlleva la vivencia impulsiva y, en muchas ocasiones, no placentera del erotismo, al margen de los riesgos propios de las sustancias psicoactivas consumidas.
- Sobredosis por exceso de consumo de sustancias. Es una práctica que estimula un permanente estado de excitación y, por lo tanto, demanda un permanente consumo.
- Agresiones sexuales.

Superar la adicción es posible, con la ayuda adecuada.
Impacto psicológico del Chemsex
Entre riesgos psicológicos a los que se ha asociado el Chemsex se encuentra:
- Adicciones
- Suicidios
- Problemas afectivos, familiares y sociales
- Problemas de salud mental
- Conductas violentas
- Impacto en la salud y bienestar sexual
Algunas de las sustancias consumidas para practicar Chemsex entrañan un gran potencial considerable de despertar adicción, como la cocaína o las metanfetaminas. Acudir al propio acto sexual de forma compulsiva durante largos períodos también representa una vía de desarrollar dependencia al sexo, otro tipo de adicción.
Además de estos dos elementos, el chemsex involucra el uso insistente de tecnologías para contactar gente y concertar citas, las cuales pueden provocar dependencia. En definitiva, el chemsex representa un ejercicio que combina tres elementos con potencial adictivo, tanto físico como psicológico.
En este sentido, la posible adicción a las sustancias del chemsex o, incluso, a la propia práctica sexual (adicción al sexo) y al uso compulsivo de webs de citas, implica el mismo mecanismo psicológico y físico presente en cualquier otro cuadro de dependencia conductual o a sustancias. La diferencia, quizá, entre la adicción que derivada del chemsex y otras formas tiene más que ver con los aspectos culturales e identitarios de quienes lo practican mayormente que con mecanismos aditivos diferentes.
¿Qué tipo de adicciones pueden desarrollar algunas personas que practican Chemsex?
Quienes practican chemsex dentro del colectivo LGTBIQ+ están expuestos a desarrollar adicciones, que pueden estar vinculadas entre sí por las características de esta modalidad:
- Adicción a sustancias
- Adicción al sexo
- Adicción a las tecnologías: aplicaciones de ligue con geolocalización.
Por un lado, el chemsex puede promover un vínculo entre la drogadicción y la vivencia del sexo de un modo compulsivo. Los encuentros sexuales duran desde horas hasta varios días sin tener descansos para comer o dormir.
Por otro, la principal herramienta para acceder a este tipo de encuentros sexuales son las aplicaciones de ligue de geolocalización. Es decir: programas informáticos que te conectan con personas que están a pocos metros. Las personas emplean un lenguaje simple, acompañado de algunos emoticonos característicos, para economizar los tiempos de interacción y conseguir una experiencia sexual rápida que intensifique y prolongue el encuentro sexual acompañado de tóxicos.
Ejemplo de una persona adicta al chemsex en España
Un joven de 36 años que tiene estudios superiores y desempeña un cargo de responsabilidad en la empresa donde trabaja. Se trata de una persona con una vida aparentemente “funcional”. Está soltera, tiene un círculo completo y socialmente saludable, además de experimentar su orientación sexual homosexual con total naturalidad.
Empezó a practicar el chemsex de forma aislada, algunos fines de semana. Tras salir de fiesta a discotecas y tomar algunas copas, podía acudir a un piso privado con un ligue y mezclar alcohol con otros estimulantes químicos.
Durante algunos años practica chemsex de manera puntual y esporádica, varios meses al año. Pero tras un ascenso laboral y otras complicaciones familiares, empieza a consumir prácticamente todos los fines de semana, como una vía de evasión de su malestar psicoemocional.
Recientemente, el joven decide iniciar terapia porque ya son varios los fines de semana donde ha llegado a practicar chemsex de forma ininterrumpida durante tres días. Como consecuencia, en esas ocasiones ha dejado de acudir a su puesto laboral los lunes, al no poder parar su consumo de sustancias en los entornos sexuales en los que se encontraba.
Apoyo y tratamiento para personas con adicciones relacionadas con Chemsex
El proceso terapéutico para esta adicción puede ser idéntico que para otras adicciones, como a la cocaína o a la marihuana. El tratamiento puede darse de forma ambulatoria, acudiendo desde el hogar a terapia sin cortar la rutina cotidiana. Pero si la falta de control de los impulsos es grave, deberá plantearse ingresar en un centro de desintoxicación.
Lo que varía es el tipo de persona consumidora, sus características sociales y culturales. Por eso conviene que el o la profesional que guíen el proceso terapéutico sea especialista en colectivos LGTBIQ+. Entre otros motivos, porque necesita entender sobre prácticas sexuales que pueden ser características en estos colectivos; enfermedades de transmisión sexual; conductas y jergas específicas…
La presión de grupo que se ejerce entre integrantes de un colectivo para sentirse parte del mismo, como la práctica del chemsex, requiere que los procesos terapéuticos contemplen las diferencias sociales de esos colectivos. La persona especialista debe poseer formación específica en el chemsex para producir un espacio de empatía que permita realizar una intervención terapéutica más efectiva.
Perfil de psicólogo/a especialista en chemsex
La especialista que atienda a personas que practican chemsex en una terapia de adicciones debe conocer y comprender:
- El tipo de sustancias tóxicas psicoactivas que se utilizan en las prácticas sexuales, así como sus efectos en el cuerpo;
- El lenguaje coloquial (jerga) utilizado en encuentros sexuales
- Las aplicaciones de ligue por geolocalización al uso
- Los estereotipos y prejuicios dentro del propio colectivo LGTBIQ+ que explican muchas inseguridades subyacentes a la necesidad de esta práctica
- Las prácticas sexuales vinculadas a la desinhibición que producen algunas sustancias
- Las diferentes enfermedades de transmisión sexual (ETS) o infecciones de transmisión sexual (ITS) así como sus tratamientos y métodos preventivos.
La importancia de la educación y la prevención
La práctica del chemsex requiere de un ejercicio consciente tanto del consumo de drogas como de la práctica sexual. Este ejercicio consciente del chemsex implica que educar y formar a las personas en diferentes aspectos vinculados con los riesgos de cada sustancia, la forma segura de consumirlas y sanas y saludables de mantener relacionas sexuales. Todo esto, partiendo de la base de que no existe una persona igual a otra: cada una responderá de manera diferente a las drogas y a la combinación con las relaciones, en función de su historia, experiencias, características psicológicas, biológica sy sociales.
Un ejercicio consciente de la libertad sexual y de consumo de drogas precisa que las personas ejerciten aspectos como:
- Informarse de los riesgos y consecuencias de las prácticas y sustancias
- Decidir de forma libre a partir de esa información
- Responsabilizarse de las decisiones que tomen a partir de esa información
- Planificar de qué manera se consumirá, dónde y con quién, pues la improvisación en estas prácticas conllevan serios riesgos
- Observar cómo evolucionan los acontecimientos para asegurarse que las intenciones propias iniciales se respetan
- Aceptar las decisiones de otras personas en el marco de una práctica de chemsex, no fuerces ni manipules. El respeto es imprescindible.
- Pedir ayuda si la necesitas, no tengas miedo ni vergüenza, toda práctica de riesgos conlleva la posibilidad de que éste se concrete.
- Ayudar a quien demanda ayuda en un contexto de chemsex, como en cualqueir otro ámbito.
Te puede interesar...
Conclusión sobre chemsex
Una de las mayores preocupaciones que comporta el chemsex es la naturalización del uso de tóxicos para entablar relaciones sexuales. De esta forma, se pierde el miedo y la percepción de riesgo, provocando un incremento en la frecuencia y cantidades de los tóxicos a consumir.
Si te gustó el artículo, ¡compártelo!
Redacción

Equipo Adictalia
Artículos relacionados
Mantente actualizado sobre las novedades del sector. La salida es colectiva.
Drogas sintéticas que estimulan el sistema nervioso central El "Tusi", ¿una droga de moda en España? Riesgos del binomio adolescentes y pornografía, explicados por una sexóloga ¿Qué diferencia hay entre las drogas tina y alfa?
Artículo actualizado el
10 minutos
Cocaína rosa: qué la diferencia de la cocaína común
Artículo actualizado el
6 minutos
Efectos de la pornografía en adolescentes
Artículo actualizado el
6 minutos