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ADICCIÓN Y ESTIGMA SOCIAL

Estigma profesional de la adicción: cuando quienes deben cuidar, condenan

Un problema que afecta la atención de las adicciones

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estigma profesional de las adicciones

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La enfermera pronuncia su nombre y Julia salta del asiento como si fuera a perder su turno. En realidad, tiene tanta urgencia de que le receten algo para ese dolor insoportable de estómago que solo piensa en ver a la médica. Cuando entra a la consulta, la especialista la saluda cordialmente y le pide que se siente. Julia sonríe agradecida, como si el recibimiento cálido fuera el comienzo de su cura (en realidad, lo es).

La médica le pregunta qué la trae por allí. Ella relata el dolor y las noches de insomnio. Entonces la profesional mira el ordenador, al tiempo que repite con voz alegre y cercana: “Vamos a ver qué tenemos por aquí…”. En unos segundos su rostro cambia a un gesto más serio. Y el tono amable muta a grave. “Vale, dice aquí que eres adicta al cannabis…”.

“Sí”, responde Julia, “pero esto no me ha pasado nunca. Además, estoy en tratamiento, aunque me está costando…”. La médica ladea la cabeza como quitando importancia a la explicación de Julia y la interrumpe: “Bueno, mujer, primero tienes que resolver este problemilla, y después ya vemos de dónde viene lo otro”. Julia percibe la advertencia como un reproche; se siente abandonada, impotente y, sobre todo, juzgada. No entraba en sus planes que precisamente la persona experta en salud fuera a etiquetarla.

La estigmatización por parte de profesionales sociosanitarios y de otros servicios es una de las lacras que sufren las personas adictas. El estigma profesional es uno de los tres, además del social y el autoestigma, sobre los que Socidrogalcohol viene concienciando. Adictalia habló sobre este problema de atención con Francisco Pascual Pastor, presidente de esa sociedad científica que estudia las adicciones.

La falta de formación en adicciones

– ¿Cómo se explica la estigmatización por parte de profesionales cuando el personal sanitario se supone que está formado en estos temas?

– Acabas de decir una frase que no es correcta: “Personal que está formado en estos temas”. ¿Crees que hay una formación adecuada de trastornos adictivos en los currículums de cualquiera de las carreras del ámbito sociosanitario, jurídico, etcétera? ¿Se dan suficientes horas para que un médico o un psicólogo al terminar su grado tengan una formación para entender lo que es un trastorno adictivo? Yo diría que no hay formación suficiente en adicciones.

De hecho, carecemos de un recambio profesional, porque tampoco hemos sabido transmitir a los profesionales de las distintas ramas sociosanitarias el amor por la adictología, que no es una profesión ni una rama del saber, pero sí algo muy importante para poder entender este problema. Desde las propias universidades esto no se ha sabido transmitir.

Yo diría que no hay formación suficiente en adicciones.

Francisco Pascual Pastor

– ¿Qué motivos pueden darse para que algunas personas del personal sociosanitario sientan rechazo de alguien con adicción? 

– El comportamiento de una persona cuando está bajo los efectos de una sustancia normalmente no es agradable para quien lo atiende. Porque a lo mejor le está insultando, tiene mal aliento, está un poco agresiva, le estás hablando y, como no está en ese momento con todas sus facultades políticas centradas, hay profesionales a quienes les molesta enfrentarse a personas adictas. Al final terminan por rechazarlo de entrada.

Observamos a menudo que, cuando el o la profesional lee un diagnóstico de trastorno por consumo de drogas, se predispone a no oír que lo que tiene es una faringitis u otro problema. Porque acaba de ver un diagnóstico que está tapando todo lo que puede decir: si acusa dolor o depresión, se le atribuye a la adicción.

Todo esto se debe a una falta de formación sociosanitaria y, probablemente, una deshumanización de este tipo de profesiones. No digo que el profesional sociosanitario sea una persona que carece de humanidad, sino que deberíamos enfocar los trastornos adictivos desde el humanismo más que desde el biologicismo.

estudiantes aprendiendo sobre adicciones
La falta de formación sociosanitaria en adicciones es un obstáculo en la atención de personas adictas.

Cómo combatir el estigma profesional de las adicciones

 – En este sentido, ¿qué puede hacer el sector público y el sector privado para mejorar?

– Que los propios colegios profesionales se encarguen de hacer una formación continuada con respecto a los trastornos adictivos. Una formación continuada que sea gratuita, pero que esté acreditada. Porque a la persona cuando le ofreces algo de formación le tienes que ofrecer también unos créditos que le puedan servir luego para que trabaje en un ámbito de este tipo o para que lo ponga en tu currículum y le sirvan para opositar.

Desde la universidad, sobre todo en Medicina, Psicología, Enfermería, deberían poner una serie de horas relacionadas con adicciones. Yo dicto alguna clase en Farmacia, porque igual que la gente va al médico, casi todos pasamos por la farmacia. Y si el farmacéutico está sensibilizado, cuando llega un familiar y le habla de su pareja, su hijo, con adicción, éste le puede ofrecer soluciones, recursos.

Personalmente, me gustaría que existiese una especialidad, una subespecialidad o superespecialización en trastornos adictivos. Porque entiendo que la persona profesional que trata adicciones debe saber de temas de conducta, de temas sociales, de temas psiquiátricos, orgánicos… Como la visión que debe de tener es tan completa y tan holística, debe haber una formación a la altura. Aunque creo que es una utopía en este momento.

– ¿Hay voluntad para promover esta formación?

– Esto lo hemos hablado con el Plan Nacional Sobre Drogas y están dándole vueltas, por ejemplo, en las distintas autonomías. Y ahora se preocupan porque dicen que no tienen profesionales formados. Ahí estamos en la lucha desde Socidrogalcohol para que tengan la formación adecuada, por lo menos, en el plano más específico, a nivel del trabajo psicológico.

Otro problema que existe es que a nivel médico no hay un recambio generacional. Muchas de las personas que estamos trabajando en estos temas no vamos a tener siquiera médicos, ya no digo psiquiatras, que tengan una formación un poco más especializada en el campo de las adicciones. 

Yo, por ejemplo, he estado de baja un mes por una intervención quirúrgica, y durante todo este mes un compañero de psiquiatría me ha podido hacer alguna receta a base de favores. Pero mis pacientes se han quedado sin consulta durante todo este tiempo. Ahora tendré las vacaciones en julio y pasará exactamente lo mismo.

Entonces, ¿qué percepción podemos tener a nivel sanitario, el personal, las instituciones o los propios pacientes relacionados con las adicciones? De que no les importamos.

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– Por otra parte, da la impresión de que no existen canales de feedback para que las familias y las propias personas adictas puedan transmitir o comunicar a los profesionales cómo se sienten tratadas. ¿Qué opina?

– La verdad es que los canales de feedback son muy pocos. Nosotros colaboramos con la Confederación de alcohólicos y adictos en rehabilitación y familiares de España; colaboramos con la Federación de enfermos y trasplantados hepáticos de España; colaboramos con Alcohólicos Anónimos, colaboramos con colectivos LGTBI. Entendemos que solamente a través de los colectivos, y con el apoyo de grupos profesionales que sepan de adicciones, podemos hacer de amplificador y ayudarles en obtener respuestas que muchas veces no encuentran.

La clave es que debemos ir todos juntos, y comprender que esto no tiene color político. Es un tema sanitario más. No puede ser que los recursos, según en qué Comunidad Autónoma se viva, dependan del Ayuntamiento o de una ONG. Estos son sitios donde ni el personal médico ni el de conductas adictivas puede pedirte una analítica o hacerte una receta porque son circuitos que están fuera de una red sanitaria. Es decir: ¿estamos tratando bien este tema o estamos contribuyendo a la estigmatización?

No puede ser que los recursos, según en qué Comunidad Autónoma se viva, dependan del Ayuntamiento o de una ONG.

Francisco Pascual Pastor

Ahora bien, en el año 98 en la Comunidad Valenciana se crearon las Unidades de Conductas Adictivas. Consistían en comunidades de apoyo en la atención primaria dentro de la red pública sanitaria, lo cual significa que daban una respuesta integral desde Sanidad, con la posibilidad de hacer recetas y atender otras necesidades sanitarias.

Hubo un sindicato en concreto que se puso en contra de la creación de estos servicios porque, decían, esto contribuía a generar guetos para tratar a las personas con adicción. Cuando, en realidad, lo que habíamos hecho fue normalizar el tratamiento de las personas con adicción. ¿Qué concepto se tenía entonces? No queríamos generar guetos, sino que entrasen en la estructura sanitaria. Creo que ni siquiera actuaron con mala fe, sino por ignorancia sobre el tema de las adicciones.

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Redacción

Equipo Adictalia
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