ENTREVISTA AL PSIQUIATRA FRANCISCO ARIAS
¿La Vigorexia es una adicción?
Las causas de un trastorno muy ligado a la cultura actual de la imagen física
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Con 24 años, Jorge ha abandonado, descuidado, amistades y responsabilidades académicas y laborales. El motivo: dedica gran parte de su día al ejercicio y a pensar en su físico, de hecho, está realmente obsesionado con él. Sufre lo que se conoce como vigorexia, donde vigor, del griego, significa fuerza o vitalidad y orexia apetito. En definitiva, una dependencia patológica hacia el aspecto físico, ligada con el entrenamiento. Pero, ¿puede la vigorexia considerarse una adicción comportamental, es decir, sin sustancias?
Jorge se pasa tres horas diarias ejercitando y casi todo el día preso de pensamiento y actos repetitivos sobre su aspecto, obsesionado. Esto le impide cumplir con responsabilidades y cuidar de otras parcelas de su vida, como las relaciones. Le obstaculiza para funcionar de forma mínimamente armónica, saludable, en su día a día.
Aunque no lo clasifica como trastorno en sí, el manual DSM (DSM-5) de la asociación de psiquiatría estadounidense ubica la vigorexia dentro del trastorno obsesivo-compulsivo. Con todo, en las personas que presentan este rasgo, la insatisfacción con el cuerpo llega a convertirse en una obsesión respecto a detalles mínimos que consideran “imperfectos”. Esta obsesión, que conlleva intentar controlar compulsivamente, representa un malestar cognitivo permanente para la persona que sufre vigorexia. De hecho, los y las especialistas sostienen que los pensamientos obsesivos se repiten las 24 horas.
Algunos estudios determinan una prevalencia de la vigorexia de entre un 1 y 2 por ciento de la población. Aunque hay que tener en cuenta que, en una cultura que rinde tributo permanente al aspecto físico, probablemente haya casos con este tipo de trastorno que, sin embargo, pasan desapercibido, al camuflarse en conductas «normalizadas» por una sociedad donde la imagen externa es un valor en sí. Claro que, las personas diagnosticadas con vigorexia, suelen manifestar creencias realmente distorsionadas respecto de la “normalidad” de la apariencia externa.
Para conocer más sobre este tipo de trastornos, consultamos con el psiquiatra Francisco Arias Horcajada, experto en adicciones conductuales.
Síntomas y consecuencias de la vigorexia
– ¿Cuáles son los síntomas más habituales de la vigorexia?
– Es una preocupación excesiva por conseguir un buen estado físico que le lleva a una dedicación excesiva al ejercicio físico y a determinados hábitos alimentarios para conseguir dicho fin.
– ¿Qué tan grave es la vigorexia?
– No está reconocido como un trastorno mental en sí en las clasificaciones psiquiátricas actuales. Tiene similitudes a las denominadas adicciones comportamentales, como por ejemplo la compra compulsiva o la adicción a la comida. En general es un cuadro que no debe dar muchos problemas.
El problema fundamental es la dedicación excesiva a estas actividades, que conlleva una pérdida o abandono de otras actividades que deberían ser importantes, de tipo social, familiar. Estas actividades, las dedicadas al aspecto físico, son las más relevantes para el sujeto, y el resto de actividades pasan a ser secundarias. Además, se presenta un intenso malestar cuando no puede realizar su ejercicio y existe una importante obsesión por el tema, por lo cual dedica mucho tiempo a pensar en lo que puede o no puede comer, o a leer cosas relacionadas.
¿Qué es lo que provoca la vigorexia?
Causas de la vigorexia
– ¿Existen una raíz común entre la vigorexia y otras dependencias conductuales y a sustancias?
– Todas las conductas que se hacen reiterativas y persistentes, a pesar de que puedan ocasionar daños al sujeto, parecen tener bases biológicas y clínicas similares a otras dependencias. La conducta obsesiva y compulsiva se hace muy relevante para la persona porque implica al denominado sistema de recompensa. Y le lleva a renunciar a otras acciones trascendentes para su vida. Como ocurre con otras dependencias, también falla el sistema de control inhibitorio del cerebro, lo cual le impide poner límites a dicha conducta.
Cómo se diagnostica
– ¿Cómo y cuándo suelen darse cuenta las personas que padecen vigorexia de que tienen un problema?
– Suelen detectarla las personas cercanas que son quienes se lo transmiten, por ejemplo, cuando hay problemas en el entorno por este motivo: menor implicación familiar o laboral. Entonces es cuando pueden pedir ayuda a un especialista en psicología o psiquiatría.
– ¿Cómo influye la gran presión que existe sobre nuestra estética hoy en día en normalizar este trastorno?
– Por supuesto que el ambiente es fundamental para que se desarrollen estos cuadros. Hoy se le da una gran importancia a determinado aspecto físico y, en este sentido, las personas más vulnerables por ciertos aspectos psicológicos (menor autoestima, peor valoración de su esquema corporal, etcétera) pueden presentar más problemas frente a estos discursos o mensajes de normalización de la cultura de la estética del cuerpo.
Vigorexia en mujeres y hombres
– ¿La vigorexia tiene peculiaridades diferentes si la padece un hombre o una mujer?
– Suele darse distintos patrones del esquema corporal ideal entre cada género. Para las mujeres, habitualmente predomina que quieran estar delgadas porque es “lo que se espera” de ellas. Aunque van apareciendo también mujeres con una importante preocupación por desarrollar su masa muscular. En el hombre, el esquema ideal es estar fuerte y musculoso.
– ¿Puede aparecer en cualquier momento de la vida o hay edades más proclives a padecerla?
Suele aparecer en gente joven, que es cuando es más relevante este tema.
[Algunos estudios europeos señalan la edad de debut en este trastorno a los 19 años, con una predominancia en hombres].
– ¿Qué factores fisiológicos o emocionales pueden favorecer que alguien padezca Vigorexia?
– Probablemente, existan factores biológicos similares a otras conductas que se consideran adicciones comportamentales, aunque no están muy bien definidos.
Respecto a factores emocionales, seguramente hay un amplio abanico de estos que influyen y que pueden variar de unas personas a otras: porque no todas las personas que presentan este problema tienen el mismo perfil.
Algunos factores psicológicos y emocionales que pueden influir en el desarrollo de vigorexia, son:
- Baja la autoestima,
- Perfeccionismo,
- Hiperexigencia,
- Inseguridad
Tratamiento de la vigorexia
– ¿Existen formas de prevenir la vigorexia?
– En el fondo, prevenirla implica un cambio social, que socialmente se le intente quitar importancia a estos temas: en relación con las mujeres, que no se idealice las imágenes de aquellas que están delgadas; y en con los hombres, no fijar la clave del éxito en tener buenos pectorales o bíceps.
– ¿En qué consiste un tratamiento de la vigorexia?
– Se utilizan estrategias cognitivo-conductuales similares a las utilizadas para otras adicciones conductuales:
- Tomar conciencia del problema,
- Retomar otras actividades importantes para su vida,
- Limitar el tiempo en el gimnasio,
- Valorar qué factores individuales (psicológicos, sociales, familiares) han podido influir en el desarrollo del cuadro para intentar modificarlos.
– ¿Te puedes recuperar de este trastorno o es algo crónico sobre lo que siempre hay que estar alerta?
– Se puede mejorar, pero siempre está el riesgo de que pueda reaparecer o aparecer otras conductas obsesivas similares.
– ¿Cómo podemos ayudar a una persona cercana de la cual sospechamos que está sufriendo vigorexia?
– Intentando que esa persona vaya viendo el problema, tome consciencia de sus actitudes, y vaya valorando cómo le repercute en su vida, para que oriente su motivación a cambiar.
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Redacción



Equipo Adictalia
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