17 pautas para comprender una adicción “normalizada” y nociva
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Aunque la ciencia ha aportado numerosas evidencias sobre los efectos del tabaco a largo plazo, sigue siendo un hábito adictivo normalizado en España. Según la Encuesta Europea de Salud, más del 23 por ciento de los hombres y más del 16 por ciento de las mujeres de entre 25 y 64 años fuman a diario en este país.
Las consecuencias del hábito de fumar son inobjetables en el sistema circulatorio, respiratorio y digestivo. Esto en el ámbito individual, pero en el plano social también representa un grave problema de salud pública.
El gran responsable de la mayoría de ellas es el monóxido de carbono que se encuentra en el humo y que pasa a la sangre por medio de los pulmones. Pero, además, el tabaco contiene, recibe en su elaboración o genera durante su combustión alrededor de 7.000 sustancias. De las cuales se sabe que al menos 250 resultan nocivas para el organismo.
La causante de que las personas sientan una terrible atracción cuando lo prueban es la nicotina y la forma en que repercute sobre el cerebro.
Los efectos del tabaco a corto plazo son:
- Dientes y dedos con manchas amarillentas
- Caries e infecciones bucales
- Expectaciones y tos
- Anginas
- Olor desagradable en la boca
- Manchas en la piel
- Si estás embarazada, fumar o exponerte al humo permanentemente puede provocar pobre desarrollo del feto
Pero también están comprobados los efectos del tabaco a largo plazo:
- Provoca infartos al incrementa los niveles de triglicéridos y colesterol
- Es una causa directa de cáncer de pulmón (una enfermedad mortal incurable)
- Puede provocar enfisema pulmonar (daño en los sacos de aire de los pulmones)
- Favorece los accidentes cerebrovasculares
- Bronquitis crónica
- Gastritis crónica, úlceras estomacales…
Todo esto dependerá de la cantidad que se fume, el tiempo durante el que se haga, el tipo de tabaco, las características de la persona… pero, en cualquier caso, nunca es un hábito saludable y siempre generará alguna consecuencia.
Pero, ¿por qué el tabaco genera adicción? ¿Qué conduce a las personas a incinerar una planta en su boca y aspirar su humo? Y, ¿cómo podemos cortar con este hábito destructivo?
Para responder a estas preguntas, contamos con el enfoque del psicólogo Luis Miguel Real, integrante del directorio de especialista en adicciones de Adictalia.
COMPRENDER EL TABAQUISMO PARA PREVENIR LOS EFECTOS DEL TABACO A LARGO PLAZO
1. El tabaco no reporta ninguna experiencia sensorial, como otras drogas, pero sin embargo crea dependencia.
– ¿Cuándo se considera que una persona es adicta al tabaco? ¿Esto está relacionado necesariamente con la cantidad de lo que fuma?
– Toda persona que fuma tiene adicción al tabaco. Si no, no fumaría. ¿Qué razones tiene nadie para decidir fumar? Alguien podría argumentar que el alcohol, la marihuana u otras drogas les aportan algo, que es la experiencia de la embriaguez, la desinhibición, etc. Pero, ¿qué aporta el tabaco? Solo dependencia.
Si alguien fuma solo “un cigarro de vez en cuando” sigue teniendo dependencia, porque si no, no fumaría. Lo demás son excusas. La gente tiende a “inventarse” razones para justificar su consumo, para aliviar la disonancia cognitiva de pensar que tienen dependencia y no pueden elegir no-fumar.
Nota de Adictalia: hay científicos que comparan la experiencia de fumar con la necesidad de transportar una piedra de gran peso sólo para sentir el alivio de andar sin ella cuando se descarga. A diferencia de otras sustancias, la nicotina no produce una experiencia física, es decir, un viaje. La persona simplemente mitiga la ansiedad de consumir por “estar consumiendo algo”, alivia por sí misma las ganas de consumir. De hecho, no es una droga que se disfrute cuando se prueba por primera vez y que incite a repetir.
2. El tabaco provoca una liberación de dopamina, el neurotransmisor del deseo, que incita a repetir, generando tolerancia y dependencia.
– ¿Qué causa la adicción al tabaco, por qué el tabaco es adictivo? ¿Cuáles son los mecanismos fisiológicos por los cuales el tabaco es adictivo?
– La nicotina es una sustancia muy adictiva, entre las más adictivas del mundo, junto con la cocaína o la heroína. Al consumir nicotina unas pocas veces, el sistema de recompensa cerebral se ve afectado. Ahora, cada vez que la persona consuma nicotina, el cerebro recompensará con sensaciones agradables (disparos de dopamina y otros neurotransmisores).
Lo más peligroso llega cuando intentamos reducir lo que fumamos. El cuerpo empieza a experimentar síndrome de abstinencia, un conjunto de sensaciones desagradables por la ausencia de la sustancia adictiva (nicotina).
Luis Miguel Real. Efectos del tabaco a largo plazo
La adicción consiste en eso mismo: cuando el cuerpo se ha acostumbrado a la nicotina, desarrolla tolerancia. Esto significa que la persona tendrá que aumentar las dosis de nicotina para sentir los mismos efectos de recompensa.
La persona escala el consumo. Empezará a fumar más, con el tiempo. Lo más peligroso llega cuando intentamos reducir lo que fumamos. El cuerpo empieza a experimentar síndrome de abstinencia, un conjunto de sensaciones desagradables por la ausencia de la sustancia adictiva (nicotina). Entonces, siente el fuerte deseo de volver a fumar y equilibrar sus niveles de nicotina de nuevo, para desactivar el síndrome de abstinencia.
Así, la vida de la persona se transforma en una sucesión de momentos de fumar y momentos de buscar tabaco. Por eso, vender tabaco es tan buen negocio, porque casi todos tus clientes seguirán volviendo (aunque no les aporte absolutamente nada).
3. El tabaco y el papel de liar también son perjudiciales, como los cigarrillos comunes, es decir: también contienen aditivos químicos.
– Hay quienes piensan que el tabaco de liar es menos adictivo que el tabaco convencional. ¿Qué hay de cierto en esto?
– Es mentira. En muchos casos, en justamente lo contrario. Cuando una persona lía tabaco a mano, está llevando a cabo un ritual: abrir la bolsa, preparar el papel, liar el cigarro con los dedos, cerrarlo con la lengua, encenderlo, llevárselo a la boca…
Es un ritual con muchas claves motoras, repetitivo y mecánico, un hábito relajante en sí mismo (igual que cocinar). Los rituales fortalecen la sensación de recompensa al llevar a cabo el hábito, por lo que aumentan las probabilidades de que la persona repita la secuencia en el futuro. Es decir, se hace más difícil dejar de fumar en muchos casos.



4. Cualquier persona puede caer en el hábito de fumar, más allá de su edad y características socioeconómicas.
– Fumar es un hábito generalizado en la sociedad actual. Sin embargo, ¿podemos trazar un perfil de personas más propenso a desarrollar esta adicción?
– No. Hay fumadores de todos los perfiles imaginables, de todas las edades y características socioeconómicas. Para desarrollar adicción al tabaco, solo hace falta fumar unas pocas veces.
Las únicas diferencias que podríamos encontrar son genéticas. Hay personas con mayor resistencia a desarrollar dependencia, y otras que experimentan menos ansiedad o síndrome de abstinencia más leve cuando intentan dejar de fumar.
5. Fumar provoca enfermedades cardíacas y respiratorias crónicas y mortales, y, por supuesto, cáncer.
– ¿Cuáles son las consecuencias físicas de la adicción al tabaco?
– Hace décadas que contamos con evidencia científica de todos los problemas físicos que acarrea el tabaco. La lista de dolencias asociadas al tabaco es interminable. Hay pocas cosas tan venenosas. Entre las principales patologías asociadas a fumar, encontramos:
- Enfermedades respiratorias
- Enfermedades cardíacas
- Cáncer
6. Las personas fumadoras sienten vergüenza, culpa y frustración por sentir que no pueden dejar de fumar.
– ¿Cuáles son las consecuencias emocionales de la adicción al tabaco?
– Lo más habitual entre fumadores, además de la ansiedad cuando no tienen tabaco, es la vergüenza y la culpabilidad. Son conscientes de que tienen un problema y de que han perdido el control. Muchas personas fumadoras se esconden cuando fuman, no pueden aceptar que sus familias o amistades les vean fumando. “¿Qué van a pensar de mí?”, piensan.
Se sienten inútiles, con poca capacidad, incluso llegan a pensar que su problema pasa por tener “poca fuerza de voluntad”.
Luis Miguel Real. Efectos del tabaco a largo plazo
También suelen sentir mucha frustración, sobre todo entre personas que ya han intentado dejar de fumar en el pasado. Se sienten inútiles, con poca capacidad, incluso llegan a pensar que su problema pasa por tener “poca fuerza de voluntad”.
Esto a menudo influye en que dejen de pedir ayuda profesional, porque llegan a concluir que todo es culpa suya o que dejar de fumar es imposible. Puede afectar profundamente a la autoestima de una persona.
7. Por cada persona fumadora que llega a 80 años, han muerto otras 10 más jóvenes por causas relacionadas con este hábito.
– Hay quienes exponen casos de personas fumadoras de larga edad para ejemplificar que no existe relación entre el tabaco y enfermedades mortales como el cáncer. ¿Qué reflexión te merece esto?
– Nunca debemos generalizar todos los casos. Por cada persona fumadora que ha llegado a los 80 años, hay otras 100 que han muerto muchos años antes. Probablemente esa persona ha tenido mucha suerte a nivel genético, y qué bien por ella. Pero recordemos que ha llegado a una larga edad “a pesar” del tabaco. El tabaco no le ha dado ninguna ventaja, solo le ha limitado.
Y a estas alturas, con toda la evidencia científica que hay sobre el tema, es ridículo negar que fumar tabaco es peligroso.
8. La adicción al tabaco puede incidir en el abuso de alcohol y relacionarse con otras adicciones, como la comida.
– ¿La adicción al tabaco puede dar pie a otras adicciones?
– Hay personas que sufren mucho a nivel emocional por sus dificultades para dejar de fumar. Esto puede influir en que abusen de otras drogas para “gestionarse” emocionalmente. En la mayoría de los casos acuden al alcohol.
También nos encontramos con mucha gente que utiliza la comida para gestionar su estrés y ansiedad, por lo que a los daños del tabaco se acaban sumando también los de una mala alimentación.
9. Padecer trastornos como depresión o ansiedad pueden inducir al tabaquismo.
– De otro modo, ¿la adicción al tabaco se da junto con otras adicciones o trastornos mentales?
– No tiene por qué. Cualquier persona puede caer en la adicción al tabaco, solo necesita fumar unas pocas veces. Sin embargo, sí que nos encontramos con que en la mayoría de casos de trastornos mentales hay abuso de drogas, como origen de esos trastornos mentales, o como intento de compensación de estos. El tabaco no es diferente, si una persona sufre de ansiedad, por ejemplo, se multiplican las probabilidades de que empiece a fumar, o que recaiga, si dejó de fumar en el pasado.
10. La psicoterapia se ha mostrado como el método más eficaz para prevenir los efectos del tabaco a largo plazo.
– ¿Qué tipo de tratamientos se consideran más efectivos para la adicción al tabaco?
– La psicoterapia. La evidencia científica lo deja claro, más psicoterapia y menos psicofármacos. La hipnosis no es nada recomendable, no existe evidencia científica que la respalde, al menos como única técnica. Es pseudociencia, y es absolutamente irresponsable recomendarle a nadie hipnosis para dejar de fumar.
11. La psicoterapia para dejar el tabaco brinda estrategias para no fumar y previene recaídas.
– En un buen proceso de psicoterapia, la persona aprenderá a familiarizarse con sus hábitos de consumo, a hacerse consciente de ellos, y a aplicar estrategias adaptadas a su caso. La fase más importante es la de “prevención de recaídas”, que es donde la persona trabajará para evitar volver a fumar en el futuro.
– Eso es todo lo contrario de lo que ocurre en las sesiones de hipnosis o láser para dejar de fumar. Te prometen resultados mágicos e inmediatos, y algunas personas dejan de fumar unas horas o unos días por puro efecto placebo y auto-sugestión, pero se acaban encontrando con situaciones que les provocan recaídas, y no se han preparado para prevenirlas.
12. El tiempo para dejar de fumar varía según la persona y las características de su adicción, no es igual para todas.
– ¿En cuánto tiempo una persona puede dejar de fumar?
– Depende de la persona, cada caso es un mundo. No es igual una persona que fuma 5 cigarros al día que la persona que fuma 2 paquetes diarios. Hay personas que pueden dejar de fumar en cuestión de días, y otras que necesitarán semanas o meses. Lo mejor es acudir a un profesional y que aconseje acorde al caso. Lo más importante en muchos será el acompañamiento.
13. El uso de fármacos para dejar de fumar no resulta efectivo sin un tratamiento psicológico.
– ¿Se emplean fármacos en el tratamiento de adicción al tabaco?
– Se emplean, pero no los suelo recomendar. Por un lado, están los efectos secundarios y contra-indicaciones (ha habido muchos problemas con Champix, que es el más famoso).
La preparación mental y la prevención de recaídas resultan esenciales, y eso solo lo trabajas con un psicólogo especializado en adicciones.
Luis Miguel Real. Efectos del tabaco a largo plazo
Por otro lado, están las falsas expectativas que genera tomar un medicamento, pues mucha gente espera que se le quiten las ganas de fumar para siempre. Conozco numerosos casos que relatan cómo un medicamento les ayudó a soportar el síndrome de abstinencia, pero que, sin embargo, han vuelto a fumar prácticamente al día siguiente de dejar de tomarlo.
La preparación mental y la prevención de recaídas resultan esenciales, y eso solo lo trabajas con un psicólogo especializado en adicciones.
14. Para dejar de fumar, a menudo deben tratase otros trastornos psicológicos que conducen a la persona a desarrollar y mantener ese hábito.
– Desde el enfoque de la patología dual, las adicciones se manifiestan asociadas a otro trastorno mental, como depresión. Así, tratando este último sería posible llevar a buen término la adicción. ¿Qué reflexión te merece esto, hablando de tabaquismo?
– Es cierto. Muchas veces, antes de que la persona esté preparada para dejar el tabaco, tendremos que ayudarla a superar otros problemas psicológicos, como la baja autoestima, sintomatología depresiva o cuadros de ansiedad.
A veces serán causa de la adicción, y a veces mera consecuencia de esta. Pero en muchos casos, será muy difícil dejar de fumar y mantener la abstinencia si no se ayuda a la persona a afrontar esos problemas (que serán la causa de recaídas en el futuro).
15. El síndrome de abstinencia al tabaco se produce cuando la persona deja de consumir, como consecuencia de la dependencia del organismo a la sustancia.
– ¿Existe síndrome de abstinencia en la adicción al tabaco? ¿Cuáles son sus síntomas?
– Los síntomas del síndrome de abstinencia del tabaco más habituales son:
- Ansiedad
- Taquicardias
- Dolores de cabeza
- Mareos
- Sensación de inquietud
- Irritabilidad y agresividad
- Problemas para dormir
16. No se dan ingresos por tabaquismos en centros de desintoxicación de adicciones.
– ¿Se puede plantear el ingreso en un centro de desintoxicación a causa de esta adicción?
– En el caso del tabaco, no; porque las consecuencias del consumo de tabaco no son tan devastadoras e incapacitantes a corto plazo como las de otras drogas (marihuana, alcohol, cocaína…).
17. Las medidas de salud pública que se han mostrado más efectivas para prevenir el tabaquismo han sido subir impuestos y prohibirlo en determinados espacios.
– ¿Crees que existe cierta hipocresía social y política en cuanto a penalizar el uso de sustancias como la marihuana o, incluso, la cocaína, y permitir y hasta aceptar otras como el tabaco y el alcohol?
– Entiendo la postura de las personas que piensan que se debería regularizar el uso de todas las sustancias. Cambian el enfoque “criminal” del consumidor por el enfoque de “enfermo”, el cual es más realista y útil para ayudar a las personas.
Como profesional, prohibiría toda publicidad de bebidas alcohólicas, en toda circunstancia, igual que con el tabaco. Sería lo más coherente.
Luis Miguel Real. Efectos del tabaco a largo plazo
Por ejemplo, en relación con el tabaco, la evidencia científica nos dice que las medidas más efectivas para reducir el número de fumadores pasan por subir los precios (mediante impuestos) e incidir para que sea más incómodo su consumo por medio de medidas como limitar los espacios en que se puede fumar: interiores, terrazas, u ojalá algún día, en la vía pública o cerca de colegios.
Es una cuestión muy compleja, hay que tener en cuenta cada sustancia y sus características. Considero que no se debería tratar igual el cannabis que la cocaína, por ejemplo. Como profesional, prohibiría toda publicidad de bebidas alcohólicas, en toda circunstancia, igual que con el tabaco. Sería lo más coherente.