TRATAMIENTO DE ADICCIONES
Rutina diaria en un centro de tratamiento de adicciones
¿Qué actividades se llevan a cabo y que hábitos se adquieren en un tratamiento de adicciones?
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Cada vez que a Jorge le preguntan qué idea tenía de un centro de desintoxicación o que rutina diaria se llevaba acabo en un tratamiento de adicciones, antes de pasar por uno, no puede evitar reírse y sonrojarse. Su reacción responde a una necesidad: anticipar, a quien se lo pregunta, que lo que pensaba de esos lugares estaba totalmente alejado de la realidad. Una realidad que hoy puede corroborar desde su estado de adicto recuperado.
Cuando su madre le proponía ingresar en un centro de desintoxicación, Jorge imaginaba un hospital psiquiátrico propio de películas de terror. Pero después de estar casi un año en tratamiento por su adicción al alcohol y la cocaína en uno de estos espacios residenciales, la única forma de responder a la pregunta es esa: riéndose, y avergonzándose un poco, quizás, de su ignorancia respecto a estos espacios terapéuticos, que por otra parte es muy común.
Jorge comprendió que la única alternativa al precipicio era el tratamiento, pero sentía miedo de lo que se podía encontrar. Miedo y un total desconocimiento, según la terapeuta de Adictalia que llevó su caso. Así que, cuando llegó al centro después de dos horas de viaje (siempre es mejor ingresar en un centro lejos del lugar de residencia), el prejuicio que tenía empezó a diluirse.
De imaginarse un entorno carcelario, gris, oscuro, el coche que lo transportaba llegó a un entorno verde, casi boscoso. Rodeada de árboles, se levantaba un edificio blanco, con tejas rojas, de dos plantas. Tendría unas 15 habitaciones. Al descender del coche, la tranquilidad de aquel lugar, el canto de los pájaros y la sonrisa de una recepcionista, le transmitieron una profunda paz. Sintió cómo disminuía la ansiedad por consumir.
Al ingresar por la puerta de la residencia, la joven le presentó a todo el equipo terapéutico que le iba a acompañar durante el tratamiento. El médico, la psicóloga, el psiquiatra, la trabajadora social, los enfermeros… y hasta a la cocinera. Luego le acompañó a una habitación doble, muy cálida, forrada en madera, con camas individuales y una ventana que daba a un extenso parque natural. Allí convivirá durante varios meses con Mario, otro adicto a la cocaína.
Primero se despidió de la familia, a quien no vería durante al menos un mes para luego recibir visitas quincenales. Después se entrevistó con cada especialista y emprendió el camino hacia la primera parada del tratamiento: la desintoxicación. Para ello, se ayudaba de fármacos pautados por el equipo médico con el fin de disminuir lo máximo posible los síntomas del síndrome de abstinencia, que duró 10 días.
Luego vendrían los otros tres tramos del camino: la deshabituación, la rehabilitación y la reinserción. Y para ello debía seguir una rutina precisa y muy efectiva.
La rutina diaria en un centro de desintoxicación



- 7:45, la meditación
Al principio le costó despertarse tan pronto. Su compañero de habitación, que ya llevaba un tiempo en tratamiento, le echaba una mano animándole con cariño y motivación a iniciar el día. Elena, la facilitadora de la meditación, dirigía cada día una rutina de 15 minutos de respiraciones profundas. A medida que transcurrían las semanas, Jorge comprendió que esos ejercicios le permitieron aprender a tranquilizarse, a centrar la atención en su interior y a calmar las necesidades de consumir.
- 8:00, el desayuno
En el comedor se encontraba cada mañana con otras personas con adicción: alcohol, cocaína, cannabis, pastillas… Arrancar el día compartiendo, ya sean risas o penas, le hacía sentirse acompañado, a evadir ese horrible sentimiento de soledad y de pensar que sólo a él le había tocado vivir la enfermedad. Y si, además, la charla estaba amenizada con un buen café, tostadas, yogur y frutas, el momento resultaba sumamente placentero. Un momento que antes era impensable.
- 8:30, limpieza
Con el inicio del tratamiento, Jorge comenzó a devolverle a su vida algo que había perdido durante tantos años de adicción: orden, disciplina. Algo que la enfermedad destruye en toda persona que la sufre y que termina construyendo una existencia presa sólo de la necesidad de consumir.
Y la primera tarea consistía en limpiar el lugar donde dormía, acomodarlo, dejarlo aseado. El orden reporta tranquilidad mental y, además, es una de las primeras normas de convivencia. Así que aprendió a organizarse con Mario para mantener todo en su sitio y limpio.



- 9:00, ejercicio físico
Mente sana in corpore sano. Esto es un principio más que comprobado por la ciencia. Mantener la carrocería facilita que el motor funcione con fluidez. Además, refuerza la desintoxicación del organismo. Jorge tardó poco en cogerle el gustillo a moverse de buena mañana: algo de bicicleta estática, estiramientos, ejercicios funcionales…
Comprendió su importancia cuando sintió que el deporte ayudaba a remitir su ansiedad por consumir y cuando notó que se cansaba menos y se sentía más ágil.
- 10:15, orden
En la línea de devolver hábitos saludables a su vida, Jorge asistía cada mañana a la realización de tareas del hogar. Organizaba sus objetos personales, lavaba su ropa, se coordinaba con las demás personas ingresadas para limpiar, acomodar… Cuando vivía con su familia, este era un tema de permanente conflicto.
- 11:00, almuerzo
A mitad de mañana, y después del ejercicio, nutrir de forma equilibrada al cuerpo se torna indispensable y un buen momento para comentar entre todos y todas cómo han ido las primeras horas del día. Cada jornada presenta diferentes emociones, sentimientos y circunstancias de convivencia.
- 11:30, terapia de grupo o talleres
Según el día, Jorge asistía a encuentros terapéuticos grupales o talleres. Las terapias de grupos fueron esenciales para su recuperación, y lo son en cualquier tratamiento de adicciones dentro de un centro de desintoxicación o en su rutina.
En este espacio, Jorge accedía a los testimonios de otras personas adictas y se veía reflejado en ellos. Las reflexiones que hacían sus compañeros le invitaban a repensar su vida, sus creencias, y re-enfocar sus emociones. Así como a aprender nuevas estrategias y herramientas con las que reconstruir su vida lejos de las sustancias.
Es el momento oportuno, también, para dirimir desencuentros propios de toda convivencia. Es decir, de resolver conflictos entre compañeros o compañeras. En la resolución o tratamiento de estas situaciones, Jorge aprendió mucho sobre cómo canalizar emociones y comunicarse con otras personas, sobre todo, cuando las cosas no van bien o aparece alguna piedra en el camino.
En la mayoría de centros de desintoxicación de España se trabaja con el método Minnesota, de gran aceptación a nivel mundial. Este tratamiento surgió en EEUU en la segunda mitad del siglo XX y ha demostrado gran eficacia terapéutica. El método considera que la adicción afecta a varias dimensiones de la persona, desde la física a la psicológica, pasando por la emocional y social. Y, para superarla, para que la persona alcance una vida digna, se debe trabajar sobre cada una de ellas.
En los días de talleres, Jorge aprendió habilidades sociales e inteligencia emocional. Sinceramente desconocía estas herramientas, pero con el tiempo comprendió que fueron fundamentales para aprender a relacionarse desde otro lugar consigo mismo, con otras personas, con su familia. Y, sobre todo, a elaborar sus sentimientos y su necesidad de consumir para llenar un vacío, que se achicaba a medida que avanzaba el tratamiento.
Tanto los talleres como la terapia grupal duraban dos horas o dos horas y media. Luego, tenía media hora de descanso libre, esparcimiento en espacios abiertos.
- 14:00, comida
Jorge aprendió en cada comida cuánto influye lo que comemos en nuestro bienestar físico, pero también mental y emocional. Comprendió que alimentarse de forma saludable, variada, aportando al organismo los nutrientes esenciales, a una hora concreta cada día, influía en cómo se sentía. Sobre todo, si lo hacía en compañía de personas de las cuales cada instante descubría más e iluminaban su vida.
- 15:30, ejercicio
Después de una buena digestión, Jorge se dirigía al parque de la residencia donde podía practicar diferentes deportes. Pistas sobraban y participantes también. Así que sólo cabía divertirse. Algunos días practicaba fútbol, otros básquet, otros natación. Con el tiempo, sentía que su cuerpo ganaba en resistencia, en fuerza, y su mente se oxigenaba. Las sustancias pasaban cada vez más a último plano como instrumentos para sentirse “bien”, para alcanzar placer.
También tenía la posibilidad de montar a caballo, pero prefería actividades más tradicionales.



- 17:00, merienda
Rodeado de árboles, en un predio donde imperaban el verde del césped y el aire fresco, Jorge merendaba cada tarde. A veces le gustaba hacerlo solo, escuchando los pájaros, otras acompañado y participando de conversaciones enriquecedoras.
- 17:30, mindfulness
En el taller de Mindfullnes, Jorge aprendió a conducir su mente hacia lugares apacibles. Había estado acostumbrado a que ésta fuese siempre corriendo obsesionada detrás de la necesidad de consumir. Ahora, descubrir que era posible guiarla para que se centrara en otros aspectos y así controlar sus emociones más desagradables, en los momentos críticos, le resultaba sorprendente y sumamente placentero. Además de imprescindible para su nueva vida sin sustancias.
- 18:30, terapia individual, grupal o familiar
Dos veces por semana, Jorge asistía al encuentro con una terapeuta. Allí revisaba su pasado, sus creencias, pero también las herramientas que iba aprendiendo en el tratamiento. Herramientas que le permitían enfrentar los miedos y la obsesión que antes le llevaban a consumir.
Las terapias individuales que practican los centros de desintoxicación, en general, son de tipo cognitivo conductual. Revisar pensamientos para transformar conductas. Pero también van incorporando otras tendencias y metodología con las cuales enriquecer el repertorio terapéutico.
Dos días a la semana, la terapia era de tipo grupal. Jorge se encontraba con un sistema de espejos donde veía su vida reflejada en los testimonios del resto de asistentes. Ese ejercicio le ayudaba a comprender la enfermedad y desvelaba nuevas tácticas para afrontar su vida lejos de consumos, como mantener una rutina equilibrada y exigente incluso después del tratamiento de adicciones.
La adicción es una enfermedad integral del individuo, pero también involucra a su entorno. La familia desempeñó un papel fundamental en la recuperación de Jorge, y lo hace en la de cualquier adicto o adicta. Pero la familia también la integran personas que han sido afectadas por la enfermedad: por las tensiones, agresiones, mentiras, manipulación, miedos, angustias… vividos durante tantos años.
Así que la terapia también debe abarcar al entorno. Por eso, dos veces por semana, la terapia individual y grupal cedían el lugar a la terapia familiar, donde la persona adicta y su entorno cercano aprendían nuevas formas de comunicarse. Se trata de repensar la vida a todos los niveles.



- 20:00, actividad al aire libre
El entorno del centro de desintoxicación conformaba un paseo espléndido para recorrer, solo o en compañía y asentar todo lo que se vivía cada día. Una buena caminata antes de cenar siempre le sentaba bien. Aunque a veces prefería quedarse a jugar a algún juego de mesa y compartir risas.
- 21:00, cena
La última comida del día debía ser liviana, para que el organismo pudiese descansar mejor. Pero liviana no es sinónimo de pobre. Así que el equipo de nutricionistas del centro se aseguraba de que cada paciente comiera lo que necesitaba en función de sus características.
- 23:00, hora de dormir
Después de cada jornada, Jorge veía la cama como el paraíso. Pero lo hacía desde el sentimiento placentero de que había trabajado intensamente en su curación y crecimiento personal. Y no desde el miedo de esconderse de la realidad, de refugiarse de una vida que sólo le traía angustia, como sí ocurría cuando era preso de la adicción y el consumo compulsivo.



Terapias individual y grupal, herramientas complementarias a una rutina completa y estricta
“La desintoxicación médica es sólo el primer estadio del tratamiento de la adicción y, por sí misma, significa poco en lo que se refiere al uso de drogas a largo plazo”. Este es uno de los principios para el tratamiento efectivo de las drogodependencia indicados por el Nacional Institute on Drug Abuse (NIDA).
Y uno de los factores que influyen de forma determinante en la efectividad del tratamiento dentro de un centro de adicciones es la intensidad con que la persona participa de las sesiones psicoterapéuticas. Estos momentos son clave para revisar creencias, pensamientos, emociones, motivaciones, y reconstruir su proyecto vital lejos del consumo de sustancias o compulsiones.
En este sentido, cabe diferenciar entre la modalidad individual y grupal de la terapia, y aclarar que ambas son complementarias: ambas son necesarias en el tratamiento.
En la individual la persona adicta se encuentra con una psicóloga o terapeuta para tratar el problema de su adicción por medio de diferentes estrategias psicológicas. En la grupal, acude a reuniones de personas adictas que transitan por diferentes niveles del tratamiento y participa de forma activa o pasiva de los testimonios. El grupo suele estar guiado por una psicóloga. Escuchar las historias, vivencias y experiencias de otras personas con el mismo problema, ayudan al paciente a mirar hacia dentro y revisar su enfermedad, su biografía, su contexto, sus actitudes y creencias.
La experiencia científica ha demostrado, hasta ahora, que las técnicas cognitivo conductuales en ambas modalidades de terapia, individual y grupal, resultan más efectivas que otras, como la entrevista motivacional o el entrenamiento de habilidades, si se aplican por separado. Su efectividad aumenta si se combina con estas otras estrategias, en lo que se conoce como tratamiento multicomponente.
La intensidad refiere a la frecuencia con que la persona con adicción acude a estos espacios entre semana. En los centros más económicos, por ejemplo, la persona asiste a una terapia individual y dos grupales a la semana. Esta frecuencia aumenta en los rangos de precio más caros. La intensidad de terapias influye en el coste del tratamiento porque requiere de mayor disponibilidad del personal especializado que guíe, dirija y facilite las terapias.
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Redacción



Equipo Adictalia
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